LOS CRONISTAS DEL PERU
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América. Ni el de Ercilla,
ni
el de Ruy- Díaz de Guzmán, calp.n tanto eh _la
conciencia americana, ni abren tan basto panorama en nuestra génesis ra–
cial, ni re::rean el alma s;on tan
du~ces
palabras. ' Su obra' tiene el prestigio
mágico de las epopeyas augura:les".
Pero 'lo que más fundaii!enta la obra de Garcilaso es su sentimiento, su
amor -por la patria
y
la tr_adici6n; su fé en el porvnir de la nacionalidad que
traspasa cordilleras
y
opera el milagro de crear en el
~undp
el gran Perú
eterno e inconfundible.
No se fórman Ias ná.cionalida<;i-es y lo-s pueblos con rrieras ideas, con
me–
ras iJ;J.cidencia.s concienciáles, ni t:<!>n
elu~braciones
más o
me~o~
verídicas,
como hacen: los historiadores poco profundos,
s~no
.con
~1
q.mor y el senti-
..miento que se ahondan en los torrentes de la saqgre y en lo profi.mdo del
espíritu como la mejor
herencia~
y esto es precisamente lo que se debe es–
tudiar,
ant~
de descender a lo particular, característico y distintivo, esta
he–
rencia es la que genera 1-p. nacionalidad
Y.
la razón de ser un pueblo, que
ti-e–
ne la obligación de hacerlo conCiencia en sí mismo, y ·ésta es precisamente
la obra de Garcilaso, por eso este Inca Español es no sólo un mero' cronis–
ta, un buen historiador, un vate de su tierra, sino el Fundador de la naciona–
lidad peruana.
Esta es la razón por la que nos extrañamos mucho que el ilustre diplomá–
tico peruanista, don Roberto Levillier, haya qtll7rido denigrar a Garcilaso,
poi–
que al hacerlo en la formá parcial como lo hace, atenta con terrible puñalada
contra el corazón del P.erú y reviste la herida con retoques de estuc,Hada téc–
nica histórica.
Y Garcilaso funda el Perú,
porque ~
sin los Comentar1bs de este ilustre 1
cusqueño jamás en el siglo XVII se habría tomado en cuenta la
verdad~ra
americanidad, que tiefie raíz netamente india, y que l;J.abría fomnado un virrey–
nato netamente español
sob~e
suelo extraño; sin esta
1
óbra la colonia peruana ·
habría sido una mera: factoría de la Metrópoli, como las colonias inglesas de
Africa, y no habría sido el campo
fe~do
donde germinó la: ·semilla de' Ja
libertad y ' autonomía que otro cusqueño , mestizo como Garcilaso, Túpai Ama–
ru II, sellara con su sangre en la Plaza de Armas, convirtiéndola en
una
nueva
Jerusalen Americana; pÓr·eso Garcilaso es el f1.1ndador del Perú
y
Túpaj Ama–
ru, su afirmador.
¿Qué mayor prueba tenemos sino que la Corona de España, a la muerte
de José Gabriel Túpaj Amaru, prohibió la reimpresión de los Comentarios
Reales? Y no solamente el Perú le debe a Garcilaso, la América toda le es
deudora, porque leyendo los Comentanos las espadas de los próceres de
la independencia americana sellaron la libertad del Nuevo Mundo que Gar–
·cilaso les señalara tres sigÍos atrás.
En
los últimos tiempos,
y
con ocasión del IV Centenario del cronista cus–
queño, se han escrito otras obras entre los que mencionamos: el ensayo de
Luis Albeho Sánchez titulado '.'El Inca Garcilaso" (Editorial Ercilla; Santiago
de Chile, 1_939) y el libro "de Carlos Daniel Valcárool bajo el
títul~
de "Garci-