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JULIAN SANTISTEBAN OCHOA
que yo jl,lzgo de cierto, es q"4e en
a~ell0
a
·qilié
se aplicafl ons haéen gran-
. des
véntaja~s".
(Historia Moral, libro VI, c;;ap. 8).
· ,
La
Trad.ición.-C0n
lo clich9 artiba por
~os
cronistas
o¡
otros inás que po- -
dríamós
cit~r,
queda comprobada la
exi~tencia
d& una "escritura lncatca'', en–
tendiéi¿doe~
:siempre pór tal toda comurtieación gráfica para grabar
y
ayudar
la
memoria. A esto debemos afiad'ir que nos es ya difícil a nosotros, hombres
del siglo XX, tomprehder
éomó
s·e puede desarrolla,r la memoria cuando fal–
ta· la escritura. Sin ir muy lejos,
e~
la
Edad
~edio eu~opea, cu~do
no
~abía
impr·enta
y
los libros eran .raros, los hombres desarrollaron asombrosamente
esta facultad que a nósotros nos
1
p&ece
fantástica. Se cuenta, por ejemplo.
cómo Duns .Scoto, en la Sorbona de París,
al
s~stener
la tesis de la Inma–
culada Concepción de María retuvo sin escritura
200
objeciohes que le hi–
cieron y· contestólas doclas, unas por un'a.
¿Qué
de extraño será pues que
nue,¡:;tros incas y am<'l.utas hubieran tenido esta
cla~e
de memoria para su tra–
dición oral, tahto más cuanto
que
aun hoy la raza es eminentemente recep–
tiva y conservadora? Queda pues probado que existió uma escritoca
espe–
cial incaica· en K'ipus, pedrezuelas y pinturas, y
sé
sopeoha de la existencia
de,
ótra rriás perlecta, comó la kelka
cci
ntinta
y
eh
pa~el
propio¡s; así mismo,
qu~
·.ia tradición nácional del
~mperiq
se sucedió en fbrma casi perfecta, tantQ :
..
f
.
oral corno gráfioa. y es'cnturaria·mertte. Para mayor abundamiento ·
óitaino~
álguhos pasajes de. cronistas
princip~.les.
.
l
Garcilas·o .n<_:>s señala tres clases de hombres, encargados de conservaf'
la tradición naCional: a) los quipucamayós, los éuales mediante sus ñudós
1 ·
conservaban de manera llana Y.simple,
~
la par qUe matemáticá, los hechos
hazañosos de los Incas y
de
lo ocurrido en cada provinéia y regiÓn; b) los
.a;m,auttas, filósofos y
sabio~,
que las ·componían en breves fábulas, cueri-to¡¡;
Mistoriales, para .narrarlos al pueb1o
y
a los niños,
~
sea en una fmma
ped~;:
' g9g·ida;
y ·
e) los haravicus o poetas, rqmanceros del hnperio, que glosaban en
v·e~'so
estas mismas hazañCl!s
é
historias para ser éantadas en ias fiestas y
en
ocásiones notables y solemnes. Termina· diciendo: "pára que polf ellos
(los
K~ipús)
y por ' los hi1os, y por· lofl
~olores
de los hilos•,
y
con el favor
d~
los
cuentos y d,e, Ía poesúi., escribiesen . y retuvtesen la tradición de sus hecihos,
Esta
fué
la í:nanra de escribir qUe los Incas tuvieron en su república'·'. (Corriéh–
tarios, libro VI, :eap.
9). ·
Añade iuego:
'~A ~stos
qu1pucarnayos a.roudíru;1 lo¡:;
curacas
·f
los horhhres nobles en su spr:ovindas a saber 'las co.sas Mstoriale.s
-
.
1
••
que de sus antepasados deseában $aber, o cual'qutEir otro a.corttecirnieruto no-1
tab1e que hubiera pasado· eri áquella ·tal provinciai porque
ésto~·, c~o ~scri
ban~
y
como historiadores,
guardaban los
registros,
que eran los quipllls ana–
les que de los sucesos. dignps de memoria hadan, y corno obligados p0r el
oficio
esfud~·al;>an
perpetuamente e;n' l<!!s señales
y
cifras
·que
en Íos ñudos' ha–
bía; .pará cosrevar. en la Dfemoric¡ la
1
tradici6R
C!!U~ ,
de
aqu.~los ''nec~os
famosos
tenían, por que, como hísto11iadores, habíah de dar Cl,lenta dellos cuando se
la pidiesen, por
el
cua;I oficio erart reserv,a.dos de tributó y .de Cl.>lalquier otro
iervicio; y
a~í ,
nunca jamás soLtaban los
ñud~s
de las
frí.Ql'l.o§
1
''
(ibidem.).