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JULIAN SANTISTEBAN VCHOA

y aun la romana, y por consiguiente sus historiadores, después de la heca–

tombe del incendio de la biblioteca de Alejandría, habría sido deeconocida

en gran parte, pero son los sabios árabes, de un lado, y de otro la labor

be–

nedictina de los monjes de la primera edad media

que

la salvan; la cultura

china vivió .miles de años protegida por sus infranqueables murallas; desgra–

ciadamente nosotros no tuvimos viajeros filósofos, sino en su mayoría solda–

dos, conquistadores violentos y codiciosos; no tu'\timos 'monjes cristianos

que nos guardaran nuestras

inscripcion~s

y

gr~fías

y

otras formas de la escri–

tura americana, sino doctrinero's que pdr borrar la idolatría las consumieron

en el fuego, dejándolos sólo su interpretación unil¡lteral -fatalidad histórica

que se debe comprender

y

no maldecir- tampoco huestras murallas defen–

sivas fueron como las chinas, pues ya se había inventado la pólvora en la

cultura europea, precisamente para destruir lo que a ,su ambición se le en–

frentaba; además, nuestras rencillas internas se reconcentraban en odios tan

tenaces -fatalidad ancestral ·del ,Perú- que nosotros mismos procuramos ani–

quilar nuestra gloriosa ·vida

hi~té¡;,ica

a4n antes que llegaran los Mspanos a

nuestras tierras, como en el caso del sublevado, nunca emperador, general

Atao Wallpa, quien, mediante sus !¡languinarios y bárbaros jefes Kiskis y Chal–

k:uchimaj, mató sin piedad y con intención de aniquilarla a la nobleza y a la

,

1 ,

1

clase culta del Cusco, vencido y humillado, del ultimo ioca Waskar.

Toda educación aristocrática muestra, siempre, de un tado, una clase

Cl.ll

ta y, del otro, al pueblo; una tradición esotérica, cerrada, inviolable y miste–

riosa para los extraños y otra tradición esotérica, abierta, sencilla,· explicable;

popul9-f. El Incario tubo una educación de este tipo, Es factible

y

muy ra–

zonable, pues, que existiera.esoterismo filosófico, religioso, literario, artístico,

etc.; ésta bJ.é precisamente la causa de su desgracia

h.istór~ca

e historiográfica;

aniquilada .la clasé culta, conservadora, se perdió casi todo.

En

Cosco no

hubo Agora, como en Atenas, donde hablaban los sofistas, ni jardines donde

paseaban los peripatéti:cos, ni forum donde peroraban los oradores romanos;

hubo Korikancha, templo y aula cerrada para los iniciados: para los filóso–

fos y para los, nobles y sacerdotes, con muros sagrados donde era un sacri-

:legio que }2>enetrara el pueblo. ¿No estaba ahí el "altar mayor", como nos

cuenta Santa· Cruz Pachacuti Salkamayhua, con el ''huevo cósmico" para la

interpretación religioso-filosófica de los amautas, de cuyo seno salía el Wi–

llaj Urna, y sólo era visible el disco

d~ or~

bañado por el padre Sol "lnti"

para el pueblo?, ¿de allí no se cuenta que estuvo el Consejo Supremo, el ar–

chivo y la biblioteca real, para

explica.me

>S .con mentalidad etiropea? Al pue–

blo, de padres a hijos, se les éXplicaba la religión heliolátrica, el cultivo de

la' tierra y la técnica;¡ agro-pecuaria, al aire libre, en todas partes. Eso y nada

más, b,e

aquÍ

~1 .~oteriSIIllo,

incaico.

·

El esoterismo literario

lo

comprendemos bien, cuando se nos habla del

"sermo vulgaris" o el "runasimi", o el "lenguaje general" como nos dice Gar–

cilaso

~impuoHlo,

o en nuestros tiempos el kechua( el lenguaje del .pueblo;

mientras existía otro lenguaje esótérico, el "sermo eruditus'', el idioma de