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JULIAN SANTISTEBAN QCHOA
añudar
y
nudo,
y
tambien se toma pbr la cuenta, por que los ñudos la daban
de toda .cosa. Haden los indios hilos de diversos colores: unos eran de
un color sólo, otros de dos colores; otros de tres,
y
otros de más, por que
los
~lores
simp:les
y
las mescladas todas tenían su significación de por
SÍ;
los hilo seran muy tor¡;:i.dos, de tres a cuatro liñuelos
y
gruesos como un huso
de hierro,
y
largos de tres cuartas de vara, los cuales ensartaban en otro hilo
por su orden a la larga, a manera de rapacejos. Por los
color~
sacaban lo
qué se contenía en aquel tal hilo, como el oro por el amarillo,
y
la plata
por
el .blanco,
y
por el colorado la gente de guerra". (Ob. cit. Libro VI, cap. 8).
El cronista viaiero,Ciéza de León nos habla también de los k;ipus de esta
manera:
"En
cada cabeza de provinqa, ha.J:>ía contadores a quienes llamaban
quiposcamayos,
y
por estos nudos tenían la cuenta
y
razón de lo que habían
de tributar los questaban en aquel distrito, desde la plata, oro, ropa
y
gana–
do, hasta la leña
y
las otras cosas más menudas,
y
por los mismos quípos
se daba a cada de un año, o de diez, o de veinte, razón a quien
ten\a
comisión
· de tomar la cuenta, tan bien, que un
par
de alpargatas np se podían esconder".
"Yo estaba incrédulo en esta cuenta,
y
aunque lo oí afirmar
y
tratar, tenía lo
más dello por fábula;
y
estando en la provincia de Xauxa, en lo que llaman
Marvavillca, rogué al señor Guacaropora que me hiciese entender la cuenta .
dicha de tal manera que yo me satisfaciese a mí mismo, para estar cierto que
era fiel
y
verdadera;
y
luego malndó a sus criados que fuesen por los uttipos,
y
como este señor
s~
de buen entendimiento
y
razón para ser indio, con mu–
cho reposo satisfizo a :mi demanda,
y
me dijo, que para que mejor lo enten–
diese, que notase que todo -lo que por. su parte había dado a los españoles
desde que entró el gobernador dozt .Francisco Pizarro en el valle, estaba allí
sin faltar nada;
y
asi
vi
la cuenta 2:1.e loro, plata, ropa que había dado, con
todo el maíz, ganado
y
otras cosas, que en verdad yo quedé espantado dello".
{Señorío, cap. XII}.
El merced.ario Fr. Martín de Murúa, que por .mucho · tiempo doctrinó a
indios en el convento del Cusco
y
a las orillas del Titicaca, nos cuenta: "Tam–
bién suelen tener otros yotdeles de cuentas
y
quipus de cosas pasadas de
· sus incas deste reyno,
y
de sus descendientes
y
de las naciones
y
de sus
' leyes
y
gobirnos
y
hazañas que cada uno hacía, así en las conquistas
co.moen las
gu~rras
y
en todas
las
demá~
cosas de sus antepasados' los reyes lngas
de este
teyno,
porque hay gran suma· dellas, con diferente lengua, conforme
se usa
y
es costumbre en cada/tierra
y
parcialidad o
pro~ncia;
porque hay
en todo este reyno g¡an multitud de pueblos
y
gentes, ppr que t9(io lo. tenían
puesto·
~on
mucho orden
y
concierto en sus quipus
y
cuerdas por donde
ellos se entendían con la, facilidad que nosotros en nuestra lengua por nues–
tro papel
y
tinta,
y
-vivían con tanta cuenta con los dichos sus quipus,
que
aunque pasasen muchos días se acordaban como si pasase en aquel instarúe
y
punto;
y
aun hoy en día se usa· mucho entre algunos i,ndios". Y luego con-
'
tinúa: ."pero lo que
a
mí más me espatna es que por los mismos cordones
y
nudos contaban las su99siones de los tiempos,
y
cuánto reynó cada Iriga,
y