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18

JULIAN SANTISTEBAN QCHOA

añudar

y

nudo,

y

tambien se toma pbr la cuenta, por que los ñudos la daban

de toda .cosa. Haden los indios hilos de diversos colores: unos eran de

un color sólo, otros de dos colores; otros de tres,

y

otros de más, por que

los

~lores

simp:les

y

las mescladas todas tenían su significación de por

SÍ;

los hilo seran muy tor¡;:i.dos, de tres a cuatro liñuelos

y

gruesos como un huso

de hierro,

y

largos de tres cuartas de vara, los cuales ensartaban en otro hilo

por su orden a la larga, a manera de rapacejos. Por los

color~

sacaban lo

qué se contenía en aquel tal hilo, como el oro por el amarillo,

y

la plata

por

el .blanco,

y

por el colorado la gente de guerra". (Ob. cit. Libro VI, cap. 8).

El cronista viaiero,Ciéza de León nos habla también de los k;ipus de esta

manera:

"En

cada cabeza de provinqa, ha.J:>ía contadores a quienes llamaban

quiposcamayos,

y

por estos nudos tenían la cuenta

y

razón de lo que habían

de tributar los questaban en aquel distrito, desde la plata, oro, ropa

y

gana–

do, hasta la leña

y

las otras cosas más menudas,

y

por los mismos quípos

se daba a cada de un año, o de diez, o de veinte, razón a quien

ten\a

comisión

· de tomar la cuenta, tan bien, que un

par

de alpargatas np se podían esconder".

"Yo estaba incrédulo en esta cuenta,

y

aunque lo oí afirmar

y

tratar, tenía lo

más dello por fábula;

y

estando en la provincia de Xauxa, en lo que llaman

Marvavillca, rogué al señor Guacaropora que me hiciese entender la cuenta .

dicha de tal manera que yo me satisfaciese a mí mismo, para estar cierto que

era fiel

y

verdadera;

y

luego malndó a sus criados que fuesen por los uttipos,

y

como este señor

s~

de buen entendimiento

y

razón para ser indio, con mu–

cho reposo satisfizo a :mi demanda,

y

me dijo, que para que mejor lo enten–

diese, que notase que todo -lo que por. su parte había dado a los españoles

desde que entró el gobernador dozt .Francisco Pizarro en el valle, estaba allí

sin faltar nada;

y

asi

vi

la cuenta 2:1.e loro, plata, ropa que había dado, con

todo el maíz, ganado

y

otras cosas, que en verdad yo quedé espantado dello".

{Señorío, cap. XII}.

El merced.ario Fr. Martín de Murúa, que por .mucho · tiempo doctrinó a

indios en el convento del Cusco

y

a las orillas del Titicaca, nos cuenta: "Tam–

bién suelen tener otros yotdeles de cuentas

y

quipus de cosas pasadas de

· sus incas deste reyno,

y

de sus descendientes

y

de las naciones

y

de sus

' leyes

y

gobirnos

y

hazañas que cada uno hacía, así en las conquistas

co.mo

en las

gu~rras

y

en todas

las

demá~

cosas de sus antepasados' los reyes lngas

de este

teyno,

porque hay gran suma· dellas, con diferente lengua, conforme

se usa

y

es costumbre en cada/tierra

y

parcialidad o

pro~ncia;

porque hay

en todo este reyno g¡an multitud de pueblos

y

gentes, ppr que t9(io lo. tenían

puesto·

~on

mucho orden

y

concierto en sus quipus

y

cuerdas por donde

ellos se entendían con la, facilidad que nosotros en nuestra lengua por nues–

tro papel

y

tinta,

y

-vivían con tanta cuenta con los dichos sus quipus,

que

aunque pasasen muchos días se acordaban como si pasase en aquel instarúe

y

punto;

y

aun hoy en día se usa· mucho entre algunos i,ndios". Y luego con-

'

tinúa: ."pero lo que

a

mí más me espatna es que por los mismos cordones

y

nudos contaban las su99siones de los tiempos,

y

cuánto reynó cada Iriga,

y