JOSE. MEJIA, VAU'.RA
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vertical, al reconocer el patriarcado, mantuvo con mayor
fuerza la progresiva diferenciación consanguínea, gracias
al desconocimiento de los antepasados de los parientes cola–
terales por pertenecer,
en
los casos expuestos., a un Ayllu
diferente que rendía culto, en-,general, a un Malqui tam–
l>ién diferente.
De esta manera la Huaca Gentilicia sirvió como mar–
gen para la integración de varios Ayllus que reconocían en–
tre sí, no una afinidad por la sangre, sino, esencialmente, un
&tcercamiento emocional que vivía impregnado en el senti–
miento de todos y cada uno, mediante este vín<;ulo religioso
que, antes que llevarlo a modo de señal biológica se ete'rnizó
en la emoción
y
se mantuvo intangible en el
pens~miento.
Con estos conceptos ya es posible comprender otro sis–
tema de integración. ·De un grupo indiferenciado en las re:–
laciones de los sexos y con un sistema de parentesco inci..
piente, se pasó, gracias a las diferentes fuerzas sociales que
he expuesto, a una organización en la cual fué el Ayllu la
unidad de integración. -Mediante la adopción de la planifica-
1ción consanguínea en sentido vertical se formaron,. de esta
sociedad amorfa, por lo menos dos Ayllus diferentes pero
que reconocían una comunidad de origen
y
se sentían pa–
rientes emocionales entre sí , no obstante de rendir culto a
distintos Málquis. El auinento progresivo de los nacimien–
tos
y
el mejor aprovechamiento de las ventajas naturales de
la región, proporcionado por la reiteración sucesiva .de ex–
'.J>eriencias aisladas, determinó la formación de nuevos
Ay–
Hus; no por el deseo
d~
abrazar un nuevo culto, sino por el
i1nperativo de las necesidades biológicas de subsistencia. En
las regiones de escasas tierras de agricultura se hacía sofo–
cante este aumento de población
y
solamente quedaba un