Table of Contents Table of Contents
Previous Page  73 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 73 / 228 Next Page
Page Background

tios donde

se

comentaba aún

con calor los siniestros augurios.

-lnti amenaza de muerte al

Jmperio,- decía Layka, el brujo

más afamado de T ahu.antinsuyu.

-No es aeíble

que

vaya

contra ms Hijos.,- dijo

tranqui–

lo

Kellma-, es Sapan

lnka, tan

bueno. que no

lo

haría, por a–

mor a

él.

Un ñampágic decía en un

corro:

-lnti va

a castigar

a los

pnnCJpes que se

divierten con

dema"Ía, sin pensar

en ensan–

char el Imperio del Sol.

Las gentes e::.cuchaban ató–

nitas.

-¿Pero

qué

significa

la

muerte del águila) . . .

. . .

-Una d-esgracia,

i

aca.so

la

ruina de

todos

nosotros, por

gentes extrañas

que han anun–

ciado los Sacerdotes

de Pacha–

kámac,- dijo en voz baja Upa-

llákuc.

"Ñírkai estaba aterrado. La

aka le parecía

agua inodora e

insípida, i el bocado se negaba

pasar.

-Por vosotros lo siento,- di–

jo a los jóvenes:-

yo estoi ya

VIeJo, i ya no

veré las desgta–

cias que predican los adivinos.

-Acaso sea cosa casual,- di–

JO

Kispi,

sacrílegamente; pues

su esperanza no

quería pensar

en augurios de muerte.

El viejo lo miró sobresal–

tado i nervioso; pero él acababa

rl c.

ponerse de pie, i se dirijió a

Rauraymana para sacarla a hal–

lar. Su amor no admitía desgra–

cias, desde

que

~U'

corazón le

sal~aba

como

una

chaiña em·

briagada de amor.

-Oh,

juventud!,- dijo

el

VICJO:-

lnti

ama i

di~ulpa ·

tu

descuidada locura.

El también.

n• ando mozo alumbra a los ce·

rros, se aloca por besar a la Tie·

rra, y abrasarla con

Sil

calor.

Muchos

contemplaban

en~

l risf

ecidos la fiesta.

Más, con todo,

el mundo

entero bebía.

1 mientras por los aires cru–

·zó en vuelo gatuno, i chillando,

un chvsec, ave

agorera que es–

panta a los vivos, porque es fiel

compañera de :)os espectros,

des~

d f'

los más

apartados rincones

de los mitmaes de Kollasuyu se

extendió por todos los ámbitos

el gemido doloroso y punzante

de una kena, tocada dentro de

un cántaro agujereado.

Era el

suspiro de

aquella

fiesta que, como todas, no po–

día desterrar

por

completo el

dolor.

Bajo la máscara de alegría

de toda fiesta , se esconde un sus–

piro;

i

es que el dolor es indis–

p ensable para comprender i sa–

bor ('ar la ale.gri'a.

Porque el do1or es

la

lágri–

ma del que sabe

que nada es

eterno.

'

;.