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-59

sas flores.

En las otras grandes salas

del palacio,

igualmente deslurn–

.brantes de oro i plata, en cayas

hornacinas se veían el llama, el

kúntur, el huanaku, la uikuña i

el taruka,

lagartijas,

víboras i

sapos; i en cuyas ánforas enor–

mes o graciosas

alternando con

flores cultivadas

se veían flores

primorosas que al igual que vasi–

jas i animales eran todas de o–

ro, plata, cobre i piedras raras;

se alineaban asimismo cómodos

asientos perdidos bajo finas

te–

las, frente a mesitas especiaiP.s,

cubiertas a su vez

de manteles

igualmente blancos, regados con

flores olorosas.

Sapan, lnka salió de sus ha–

bitaciones interiores, seguido de

sus mujeres, sus ñustas; i sus ak–

Ilas. Tomó asiento, i ordenó la

entrada de sus nobles.

-Sean

bienvenidos,- excla–

mó,- al banquete que nos brin–

da el Padre Sol.

Todos los nobles

se incli–

naron

reverentes

i

sumisos,

i

fueron ocupando sus sitios seña-

lados por ,sus méritos.

.

Se notaba

la

ausencia de

Ninan Kuyuchi, solamente. Debía

continuar mui enfermizo.

Las

akllas

perfumaron e!l

ambiente,

i los

tocadoreS\ del

Emperador

alegraron el convi–

te.

Se

ofrendó

la mejor sora

preparada por las

vírgenes del

Sol,

i

cotnen!ZÓ

a

servirse el

gran banquete.

1

Todos las

productos de la

caza i de la pesca, i los diversos

frutos de la tierra, sabrosamen-

te guisados,

i

servidos en relum–

brantes p,latos

de ero, incital'en

luego el apetito.

Caldo de mariscos; pesca·

dos frescos acabados

de sacar

el día anterier

del mar, i tras–

portados

por !'os veloces chas–

kis; patillos, perdices, las sabro–

sas ch0kas; papas exquisitas es–

cojidas entre

las más

sabrosas

del Imperio; la dulce chirimoya;

la suave

rúkma;. . . . . . en

~in

todo lo que ' de exquisito podía

dar T ahuantinsuyu,

para regalo

del Emperador i de su pueblo.

El guiso preparado con la

grasa coloreada

de los llamas,

i d.eleitosos condimentos-,exdta–

ba el apetito, i el picor de sabor

inigualado del

rocoto i del ají

de variedades múltiples, invita–

ban a beber copiosamente.

En las otras salas circulaba

en igual

fo~ma

la vianda, mien–

tras la música de la aLegría ha–

cía olvidar desazones i temores,

i convidaba al goce única de a-

quella fiesta .

·

Las ñustas i las akllas, au–

reoladas de flores

i hermosura,

circulaban atendiendo al Empe–

rador. i a su ba-illante Corte, re–

cibi~do

de los nohles un boca–

do.

A

derecha

e izquierda del

Monarca,

las Coyas

o

mu~eres

Legítimas del lnka,

conversp.han

de cosas al(\gres i exentas de to·

da preocupación.

El Mcmarca

era sobrio en

palabras; pero estaba

a'legre i

cariñoso coma siempre. Su fama

de ser el más bondadoso de l'<>s

lnkas había

entra·do

ya en

~a

inmortalidad de la Leyenda.