Table of Contents Table of Contents
Previous Page  82 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 82 / 228 Next Page
Page Background

formidab1e

de aquella multitud

gigantetca,

que indinada a

la

tierra, no se atrevía

a mira:r si·

quiera las refulgentes i acegado–

ra.s andas de

su

amacl.o i adora·

do Señor!. .....

Así fue adentrándose Huai–

na Kápac, en

aqu.ella po pulosa

ciudad, una de las más amadas

éle Sapan

lnka, i de

las más

grandes del Universo.

Numerosas

danzas le pre–

cedían; mientras

!as

mujeres del

pueblo, entonaban las más dul–

ces canciones .

Tumipampa se llenó de ale–

gría,

cobrando

inusitada vida

con la presencia ddl1Emperador.

Huaina Kápac la había em·

beMecido i ennoblecido con mo–

numentales templos i ooberbios

palacios, que rivalizaban con los

d.e la fabulosa Capital del Impe–

rio, por su hermosura y riqueza.

Tanto l•a amaba, que en su

d.eseo

de enaltecerla, hizo tle·

var desde

Ko~ko

innúmeras pie–

dras labradas para

su palacio,

para el templo

del Sol, i para

la fortaleza .

Veinte veces mil hombres

se ocuparon

en semejante fae–

na; i todo Tahuantinsuyu sabía

que de las moles graníticas que

se llevaron

para

la fortaleza,

úna

se

volvió

desde la cumbre

del cerro, después de cruzar ya

el

Apurímac i de subir los últi–

mos escalones

i kenkus, arraiS·

trando a los hombres i aplastán–

dolos por centenas, bañándose en

su mdor

i

en su sangre.

Los

hombr~¡;

la contempla–

ron horrorizad<:>,,

cuando bajó

despeñándose

1

.:>r

la ladera si-

niestra, d ando rebotes macabros

que atronaron los aires i reper–

cutieron en las montañas, des–

bordando

i

quebrando caminos,

hasta caer con chasquido horro–

roso sobre

un peñasco del río,

donde quedó para siempre sen–

tada .. , ...

Hoi, en la hermosa ciudad,

se recordaba con máximo orgu·

Ilo, aquellos

terribles

trabajos

que costaron

la

vida a lnka Ma–

rasco i a otros

kurakas valien·

tes ..... .

,

E

Sol comenzó agonizar,

i

Tumipampa, la bella, trasforma–

da en-

residencia

habitual del

Monarca, parecÍa incendiarse en

el fuego de la Tarde muriente.

Así

fueron

pasando

los

días ..... .

Diariamente entraban al pa·

lacio del lnka,

kurakas i altoll

funcionarios de las diversas re–

giones, portando presentes mag–

níficos, a dar cuenta de sus fun·

dones

¡·

presentar a Sapan lnka

m~s

má-s rendidos saludos.

El riguroso ceremonial era

el mismo que en Kosko .....

En magníficas andas

l~egó

Sairi T úpac, T ukuiríkuc de T um·

pis, acompañaJo del Señor de

Uampállec. Con lentitud las ba–

jaron los yanakunas, colocándo–

las a un lado.

El

Tukuiríkuc

levantó

el

champi de oro,

la insignia del

mando, i

,eJI

Punku Kamáyoc or–

denó levantar las cortinas mul–

ticolores que cubrían la enorme

puerta de entrada,

i

dejó el pa·

so libre a los dos

nobles, que

relumbraban

con . sus

mejores

vestido!.