Table of Contents Table of Contents
Previous Page  182 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 182 / 228 Next Page
Page Background

'béís hecho

de Juan

d~ 1' o¡~sA,

Pedro de Cuenca, Hema.ndo

;;}g~

lelo,

i

de

los cientos de hmw

bres

que

os han

~¡eguido,

eng..

ñados

por

vuestras

ptome~

fantásticas .. , ,

!Hambres,

p et·

les, desnudez

j

muert e!: he

ahí

cuanto habéis d.ado

a mis

CoO>'lo•

nos.

Luego agregó solemne:

.1En nombre de

mi Reí,

yo,

don Pedro de los Ríos, Gober·

nador de

su

Majestad, no con·

sentiré

que siga despoblándose

la

Colonia que

con paternal

a–

mor me tiene encomendada.

Almagro

se

quedó

comple~

1

amente frío, como s·Í le hubieran

echado

de ímproviro un balde

de agua.

Pero por

su

imagina~

c~ón

febricitante de la mala no–

che, pasó como en una cinta! de

cinema,

la fantástica

apanc1on

del pueblo de Tacámes;

1-.s

tor~

mentas ·del Océano;

los

ham–

bres

i

prjvaciones; su

ruina; i

por encima de todo ese cúmulo

de desgracias,

Pizarro abando–

nado en una

isla

inclemente,

i

t.on

él, la muerte

definitiva

d~

1

odos sus cueños de ambición

i

de riqueza.

Expoliado, como un potro

rAcién domado, por todas aque•

Ilas sensaciones, se irguió violen-

lo:

-Estamos trabajando por la

Corona, seor Gobernador. Por

r.ervir a :;u Majestad, nos hemos

arruinado:

por nuestro Rei

he~

mos desafiado

las penurias i la

.nuerte;

í

vos, que vivís muelle–

men le,

nos inculpáis,

í

queréis

hacer morir

a Piza.rro i sus va–

hentes cornpañeror, en el desam-

para

í

abandonar

Cort

•l

fvror

del lobo aco–

HKlo en

el

momento que

comien~

za a saborear su presa, se levan–

~6

terrible

don

Pedro

ele

lO!oJI

Ría~J:

'1

Grandísimo belláco !,- vo•

ciferó rojo

de

ira:-

tquién

os

ha dado la potestad de increpai

tnís actos de gobierno?

lréir al

patíhu'Jol:

no os encontrará en

pie el

día

d€.1 mañana

1. . . .

Ha–

h¡;io,

COI""'I""ido

el

crimen de

lesa

majestad! ..• .• •

Iba a llamar a

r.us

soldados

;Jara que le prendieran,

cuando

f

UQUe, que había oído el alter–

cado, f'e precipitó en la sala.

-En

nombre del Dios vivo.–

dijo,- callad, seores; que no es

de buenos

crís~íanos

í leales ser–

vidores del Rei, nuestro Señor,

teñíroc de sangre las manos d e

b

.

uenos amigos.

Don Pedro

de

fos Ríos,

como buen católico,

respetaba '

c.stímaba

en mucho

al

padre

Luque,

i

éste influía enormemen–

te en los consejoa del gobierno.

Por esto, al verlo

i ercuchar

el

nombre de Dios

í

de

su

Reí, se

apaciguó un poco; pero resue:to

hacer prevalecer

su

autoridad,

volvió a decir:

-Por vos, padre, no se cum–

plirá

fa

orden; pero, vive

Dio~

que mañana mismo enviaré por

lo::

desdichados

cristianos que

e s

t

á n padeciendo calamidades

::in cuento por la obstinación

de~

c.abeliada de Pizarro;

í

éme

vlm–

drá aquí a darme cuenta de sug

actos.

-Nuestra empresa no se de–

be

a una símple

obstinación.