Table of Contents Table of Contents
Previous Page  177 / 228 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 177 / 228 Next Page
Page Background

-159-

soldados, así ,como

a buen nú–

mero de caballos.

Bien dispuesto

el pequeño

ejérci.to,

se desplegó

la cabal!le–

ría con

el

fin de hacer ,escara–

muzas para atemorizar a •los in–

dios.

Haciendo

señas

amistoflas

se acercaron

con gran ostenta–

ción,

i cuando se

encontraron

battan,te próximos, hicieron una

tremenda descarga

de

arcabu–

ces, que tendió , varias decenas

de tahuantinsuyus.

Estos, enfurecidos, atacaron

con bravura

i

a

~ oda

carrera, de

l;:!Odo que no

teniendo tiempo

loe. españoles para cargar sus ar–

mas, se dieron a la fuga , mien–

tra,s

Ja cabailería cargaba con

ímpetu, conteniendo

un tanfo

a

aquel formidable ejército.

Volvieron

a cargar

SU$

ar–

( abuces,.

los

españoles,

i de

nuevo sembraron la muerte i el

¡::

ánico en los naturales, que no

tenían

como

contrarrestar

los

mortíferos efectos del arcabuz.

No obstante, una

lluvia de

dardos enr.ombrec\ó el aire, i va–

r :os

españole-~

cayeron mortal–

mente heridos.

¡Jesús!, ... . .. -

1

se dt:tu-

vieron

en un

charco

de san-

gre . .. .. .

Sus compañeros los recojie–

ron aprel:uradamente,

i aprove–

rhando la vacilación de los gue–

rreros

tahuantinsuyus,

se refu–

giaron

inmediatamente

en sus

buques.

-A levar el ancla! . . ... .

-¡Santo Dios! : hemos per-

dido siete valientes!,-

exclamó

Nicolás de Rivera.

-¡Malditos

perros!,-

rugió

Pízar,ro, apretando

.los puños.–

Quiera Dios ponerlos otra vez en

nus manos ..... .

-Estamos muriendo misera–

blemente i sin objeto!,- gritaron

espantados los españoles.

1

de nuevo cundió el grito;

-¡A Panamá! ... . . ¡A Pa–

r.amá! · '· . ..

En altamar se reunieron en

Consejo de guerra.

La mayoría

opinó porque la empresa se aban–

donara consideránd01la como im–

por.ible de realizar: era demasia–

do grande i poderoso aquel Im–

perio; pues · si bien era cierta lo

que Martín

F

e'lipe había ' asegu ·

rado acerca de su opulencia i de

su riqueza, también lo era cuanto

dijera de rus ejércitos formida–

b b s e invencibles.

Pero Pizarro

i Almagro i

un puñado

de corazones

bien

tempLados con

la realidad del

ero,

consideraron que

no era

t1empo de volver atrás.

-Volver a Panamá,-

excla–

mó Almagro,-

casi derrotaldos,

es una afrenta para un buen cas–

I

ellano. ¿Quién

no ha

dejado

deudas allá? ¡Por ellas nos es–

peran la cárcel i la miseria! .. .

Porque allá nos

esperan nues–

tros acreedores,

que nunca po–

drán perdonarnos.

A d e m á s,

(por qué

acobardarse ante las

p rimeras vicisitude1: ? . . . . . Mé–

jico es tan grande como el Pi–

rú, i Cortés,

el val.iet\te,

lo ha

conqui~ tado

con un puñado de

bravos como nosotros.

¿O

quién

se cree inferior a los conquis.ta-

dores de Méjico? . ... . .

1

aprovechando

el

momen-