CAPITULO XXlli
Otra fue la ruerte
que co–
ntó Bartolomé Ruiz.
Navegando abiertamente ha–
<"Ía el Sur,
llegó a una
isla que
bautizó con
el nombre de Isla
<le! Gallo, donde echó el ancla .
Los naturales, que ya tenían co–
nocimiento
de los
blancos, de
sus hazañas
i
de sus robos, co–
menzaron ·a
~~unirse
en són de
guerra.
Pero Bartolomé
Ruiz
sólo quería explorar; por lo cual,
temerow, volvió a levar ancla i
<.ontinuó su camino.
Los naturales
de
la Isla
del Gallo,
comprendieron
que
los blancos tenían miedo de su
<>parato guerrero ..... .
Bartolomé Ruiz llegó pron–
to frente a una costa que bauti–
zó con el nombre
de Bahía de
San Mateo. Vió desde lejoE, nu–
mno~os
pueblecitos, regularmen–
te
trazad~s.
i extensor sembríos
que delataban civilización.
Se acercó a la bahía, i los
naturales r,e agolparon a la ori–
lla, i contemplaron el buque es–
pañol i sus tripulantes extraños,
con bastante curiosidad, pero rin
manifestarles el menor temor.
-Son un puñado
1,-
exclamó
su Kuraka :- como
a piojos
~os
mataremos.
El pueblo
s:e
fue vaciando
a la orilla del rnar.
Las gentes, eran,
pues, lo
bastante libres para poder curio•
sear, sin estar
amarrados a sis·
temas despóticos de trabajo.
Los
blanco~
habían
entra·
do ya en pleno Tahuantinsuyu.
Siguiendo su política de me•
ra exploración,
continuó
Ruiz
su camino.
En altamar
los
españoles
vieron
a gran distancia,
i con
gran sorpresa, un buque enorme
o acaso una carabela.
~¡Vive
Dios!,- ex e 1amÓ
Ruiz:- acaso Ótros nos han pre•
cedido en el descubrimiento del
tico Pirúl. •..••
l con temor de encontrarse
con algún barco europeo, lo
qu~
hubiera indicado
que Ótros les
habían ganado ya la partida, se
fueron acercando a
1
la carabela.
El corazón ler, palpitaba con
la violencia de la emoción .... ,
La misma inusitada sor.pre–
sa que sintieron al creerse fren–
!P.
a un buque europeo, les inva•
dió el ánimo
al acercarse a la
embarcación, cuando
se dieron
cuenta que
se trataba de una
r.ave "india" que gallardamente
cruzaba el Océano.
Aquella nave costruída de
madera sumamente ligera, lleva·