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CAPrrut.O XlX

Dia-riamente

se ,_.UilÍan en

la plaza

de

Panamá.

F

ranci$Ce

Pizarro

.i

Oiegc;¡

de Almagro,

~.oldados

aventureros de

España~

i nó

para

reeordar

c.on

tristeza

su

'rieRa,

-donde

no

h

abían de–

jado un sólo

afecto

que

lras

u~

mara, $ino para vaciame los se-

. sos pensando

en

la

fantas~a

tierra del oro, de cuyos

e~an~

!amientos nabía muerto Balboa.

Fresea ed;aba

la

expeclicion

d~

Pascual

ele

Andagoya,

a

quien

tildaban de tirmido,

alegrándos~:

sin"embargo.

•que

s~

hubiera cu–

rado del mal

-de semejante

ventura.

Pero Andagoya

había ob–

tenido tambien noticia" certens

deJ

fantástico

Imperio, aunque

bastante confusas,

en sus deta•

lies, debido

a la

dificultad de

entender a los ..indios''.

No obstante,

sus correrías

habían llegado

de nuevo a los

oídos de Huaina Kápac, en lo.s

últimos días

de

su reinado ... • .

Pizarro no había dormido,

como con frecuencia

le

sucedía;

la visión de

la tierra

del oro

le había dervelado, hasta sentir

hondo vacío

en su

extraviado

cerebro.

Para curarse, invito a su a–

migo a la

p:aya, desde

donde

con ·emplaton

los

dos.

'l'lludá–

mente, como tltrof días, los bar–

qo~chlllelos

del cahallero

2alhea,

l:a

.Isla

de

Perlas, i el

m~r

inmen·

so,

sobr~

el

cual,

hada tiempo,

navegaban sus :almas tras un en–

sueño de riqueza i de gloria.

Largo

rato

permanecieron

los

~xhaustoli

snldados,

que, a

p~sa't

de {us servicioE

a

la Co–

rona de Espana, es•aban tan pv–

hres, qu.e 4ieran

lástima si no

tesaltara en

ellos

su Vanidad

exagerada, tan comun en

todas

aquellos

aventurer~s.

hija de sus

fantásti~os

sueños, que los hacía

vivir en una opulencia sólo erea•

da por su exa Itada imaginación.

De repente Pizatto se vol•

'vió a Diego

de Almagro,

i

con

los 9)os brillantes

por

la

fiP.bre

de una

:noche de

insomnio,

le

dijo:

-Tengo

resuel:to nuestro

f11~

turo: pediremos la ayuda a don

Hernando dé Luque

i

tendremos

nosotros la gloria de descllbrit

i

conquistar el Piru.

.

-S-taba pensando lo mes–

roo,. replicó Alma-gro.-

Es mui

•;umpli-da

la idea!

vamos, seot

don Francisco, a casa -dnl Parro·

co.

l se encaminaron alegres,

~brios

tle

la mas

dulce

esper~n

..