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J.
Imbelloni: Pachakuti IX
greso Internacional de Río de Janeiro (XX), en una crítica
tan radical que sólo puede compararse con el desenfreno del
lenguaje empleado
(1).
En resumen, apenas habría algo de
verdad en los historiales de Wáyna Qhápaq y sus sucesores
Wáskar y Atau-wallpa, representantes del postrer período,
de decadencia y corrupción. En cuanto a los tiempos ante–
riores a Wáyna, no hubo más que el dominio de la cultura
colla en el altiplano, con la hegemonía lingüística del Aymára,
de modo que no cabe hablar de los 'Incas' como jefes de una
estirpe o pueblo determinado, porque este título fué única–
mente un cargo jerárquico, y hubo
1
nka-kuna
en Ecuador,
Bolivia, Chile y Argentina, además que en el Perú. Posnansky
encarna el más típico y acendrado apasionamiento de la tesis
'aymarista', adversa a la 'qhechwista', y a ello nadie podría
oponer
a
priori
una incompatibilidad básica; pero el desorden
que reina en su escrito, que pasa de una a otra cuestión con
desenvoltura funambulesca, cercena la dignidad científica del
ensayo, en el cual - sin embargo - con nuestra habitual
imparcialidad, reconocemos que existen algunas encpmiables
proposiciones al respecto de la extracción del historial de los
Cronistas de un caudal de fantasías y mitologías relatado
por nativos
y
mestizos, al que llama merecidamente 'el fol–
klore indio'.
Pocos años más tarde, con gran seriedad de información,
y además con orden y disciplina dialéctica, el prof. Ricardo
E. Latcham (1928) publica su tratado (
8 )
sobre
Los Incas,
en que rechaza la sucesión hereditaria de la dinastía, la tra–
dición de la continuidad de ciertas costumbres, como el ma–
trimonio entre hermanos,
y
la unidad del título real. Manku,
(7)
ARTHUR PosNANSKY. -
Quienes eran los Incas,
en
"Annaes do
XX Congresso Intern. d. Americanistas",
Río de Janeiro, 1922; vol. 11,
pp.
217-251.
( 8 )
RICARDO LATCHAM. -
Los Incas, sus orígenes y sus ayllus,
San–
tiago de Chile, 1928.