38
J.
Imbelloni: Pachakuti IX
sexto rey de Roma, conviene pensar que ya llegara a los his–
toriógrafos peruanos un reflejo del proceso crítico cumplido
en la historia romana primitiva durante la segunda mitad
del Ochocientos.
Ningún fragmento de la historia universal conocemos
hasta hoy, que haya sido hondamente removido, sopesado y
desglosado
medi~nte
los instrumentos de la crítica histórica,
con insistencia más implacable y duradera, que el conjunto
de los llamados
1
Siete reyes' de Roma. Tampoco conocemos
un trozo histórico cuyas características reúnan un mayor
número de coincidencias.con el período de la monarquía cuz–
queña (
14 ).
Tanto en Roma como en el Cuzco la narración tra–
dicional se abre con una 'saga de fundación', y en ella juega
el papel principal un héroe conductor de
ayllu-kuna
y
gentes
respectivamente, cuya marcha se detiene en la ribera de un
río: el Tíber y respectivamente el Huatanay; allí una laguna
en el centro de la ciudad, donde se levanta el
Palatium;
aquí
otr~
sobre cuyas ciénagas se construye el
Intiwasi
(más tarde
llamado
Intikancha),
ambos sobre postes clavados en el lodo,
a guisa de palafitos. Siguen a Manku, en el Cuzco, cuatro
sinchi,
o jefes electivos, y a Rómulo, en Roma, cuatro
reges
igualmente electivos, desde Titus Tatius hasta Tullus Osti–
lius; el grupo de jefes peruanos salidos de los
ayllu-kuna
de
Urin-Qosqo
comparable a los romanos elegidos dentro de las·
gentes
Titii-Ramnes,
y el grupo de
Hanan-Qosqo
homólogo
a la elevación de los
Luceres,
o Etruscos. Desde el sinchi
Ruqqa hasta Máyta, el gobierno doméstico y localista de
Urin-Qosqo,
análogo, en la construcción de las bases legis–
lativas y religiosas, al de los romanos de Titus a Tullus, y
por la otra parte el gobierno absolutista y renovador desde
( 14 )
"Porque el Cozco en su Imperio fue otra Roma en el suyo; y asi se
puede cotejar la una con la otra, porque se asemejan en las cosas mas gene–
rosas que tuvieron..."
(GARCILASO,
VII, 8;
pág.
230).