La crisis de 143
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del Perú y las de la América Media consiste en que éstas
hablan el lenguaje de
na~ivos
que de la civilización intrusa
habían aprendido poco más que el alfabeto, y pensaban al
modo indio, ·mientras las peruanas han sido vaciadas en el
molde español, aun cuando el relator fuese un mestizo, como
Garcilaso.
Este Autor refiere el vaticinio de Wiraqocha como si se
tratara únicamente de la pérdida, por parte de los reyes, de
"su Idolatría y su Imperio",
que les serían quitados por
"gente
nunca jamás vista",
la cual
"avía que ir á aquella Tierra, des–
pues que hubiese reinado un cierto numero de ellos"
(Lib. V,
cap. XXVIII: pág. 168,1) y esta incomprensión o atenuación
es muy natural, porque Garcilaso interpreta la profecía con
ajuste a los acontecimientos posteriores, como se advierte
incluso por el título del capítulo, que reza:
"Pronostico de
la ida de los Españoles".
Pero lo que realmente constituyó
la razón de las hondas perturbaciones de aquel momento,
y el secreto de que fueron copartícipes, junto con el soberano,
los
Hamautta,
los Sacerdotes, Adivinos y
Khipokamayoq,
no
pudo ser otra cosa que el próximo vencimiento de la Edad,
y la inminencia del
Pachakuti.
Igualmente está viciado por
la perspectiva
a posteriori
el relato de Montesinos; la catás–
trofe del Imperio no se realizaría en su propio reinado, ni
en el de su su.cesor e hijo, ni en el del nieto Túpaq Yupanki:
sino después de este último
(Memorias,
cap. 26 in fine). En
el propio trozo de Garcilaso aparecen, carentes únicamente de
coordinación, pero -nítidos y fieles, los extremos de un cata–
clismo de fin de Edad. Allí están los
portenta: 'los Cometas
del Cielo'
que anuncian el sobrevenir de la crisis, allí también
'los agueros de la tierra, que cataban en Aves, y Animales...
y sus Sacrificios'
que representan las prácticas del Arúspice.
Mayores y más determinados indicios agregará el Cronista
en la segunda referencia del 'Pronóstico', en tiempos de Wáyna
(que sólo es una transferencia y repetición de la presente)