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J.
I1nbelloni: Pachakuti IX
kuti IX, en las figuras de Wiraqocha (100°, VII) y Túpaq
Yupanki (101
o,
VIII).
Si queremos quedarnos dentro de los límites angostos de
la primera época de la Colonia, recordaremos que la entidad
del
Pachakuti
se encontraba transferida a un soberano, por
el hecho que cuando los nativos recitaban las listas de reyes,
constituídas (al modo de las que llegaron hasta nosotros) por
· diez nombres reales y un Pachakuti, ya habían terminado
por contar este último como nombre de una persona, es decir,
del11
o
rey.
Si, en cambio, es nuestro deseo remontarnos más alto
en el tiempo, encontramos una época, de poco anterior a la
Conquista, en que todavía estaban en vigencia las antiguas
ideas fundamentales de la sabiduría y la religión del pueblo
peruano, y el vocablo
Pachakuti
conservaba el concepto de
conmoción de la tierra y de la humanidad:
'truécase la Tierra'
según su significado literal. No tengo para qué repetir lo que
sobre el valor de esta creencia he escrito en distintos lugares,
y de manera sistemática en la sección
Religiones de Amé–
rica
N
o
1O destinada a ilustrar y analizar la doctrina de
Las
Edades del Mundo.
Me limito a recomendar al lector que
lea atentamente las noticias historiales reunidas por Guaman
Poma en la página que dedica a Pachakuti, y que transcri-
Llégase, por e:ste camino lógico y preciso, a dar razón de la tendencia
geminativa de Garcilaso, que indudablemente procede de· motivos tradi–
cionales que le fueron confiados por los miembros indios de su familia
(e igualmente a Betanzos), pero sin que los acompañase una clara con–
ciencia del respectivo significado. En la
IIa
Parte hemos puesto suficien–
temente de relieve la insistencia con que Garcilaso sostiene que fueron
Pachakuti tanto Wiraqocha como su hijo y sucesor, lo que es cosa absurda,
en el terreno de .la historiografía positiva en que ese Cronista se coloca,
como son absurdas sus justificaciones verbalistas y fantásticas. Lo con–
denable, en substancia, es su insinceridad al brindar tales explicaciones,
y no la antigua bilateralidad del Pachakuti-jalón, que ya no lograba ser
explicada.