Balbuceos de Garcilaso
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escrito 23 años justos antes que la de Garcilaso. Una prueba,
en cierto modo cómica, de tal nebulosidad se encuentra en
el párrafo de Oliva sobre los constructores de la fortaleza
del Cuzco:
HAunque tambien quieren algunos historiadores
que quien edifico este castillo
y
fortaleza fue su nieto Pachacoti,
lo que tengo por mas probable es que el edificio lo
comen~o
este
Inca Yauar V acac,
y
que le prosiguio su hijo Viracocha
y
acabo
su nieto Pachacoti; por que la obra fue tan soberbia
y
sump–
tuosa que da a entender fueron menester las vidas de todos tres
Incas para acaballa
y
dexarla en la_
perfec~ion
que se
cono~io,
sino es
-
añade a manera de precaución -
que Pachacoti
y
Viracocha sean nombres de un mismo Inca, como quiere Ca–
tari coronista de los Incas en sus quipos, que siendo assi abran
sido solo dos Incas que edificaron
y
~cabaron
esta obra"
(
6 )
en cuyo texto el lector puede notar: 1
o,
que es denunciada
la tendencia de colocar todas las creaciones y monumentos
existentes en el Perú bajo el rubro del gran Pachakuti; y 2°,
que el jesuíta Oliva, de seguro por ser italiano, al objetar
los errores de 'algunos historiadores', tiene la delicadeza de
evitar la acostumbrada acusación a los 'Autores Españoles'.
14.- El laberinto en que se debate Garcilaso.
Si ahora tenemos presente que sobre la identificación
personal de Pachakuti existían cuatro doctrinas: 1
a,
que
fuese Túpaq Inka;
2a,
que fuese el propio Inka Wiraqocha:
3a,
que fuese el Inka Yupanki padre del primero y
4a,
que
fuese otro Inka Yupanki interpuesto entre Wiraqocha y ese
Yupanki; y si pensamos que Garcilaso ha tomado a defender
una de ellas, precisamente la cuarta, tendremos una idea
del gran interés que reviste el averiguar de qué manera y
con qué resultado se ha valido el Autor de los
Comentarios
de su mejor conocimiento de la lengua qhéchwa, así como
( 6 )
Libro I, cap. 2,
§
8 (pág. 50).