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Desconocen a Pachakuti

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chakuti, para él, no es ya Wiraqocha, aunque mereció serlo

(y

otra vez dice que lo fué por el nombre propio), ni pudo

serlo Túpaq Inka Yupanki, y tampoco el predecesor del mis–

mo, Inka Yupanki a secas, sino fué un personaje nuevo, que

no se encuentra en otros Cronistas, y que por su nombre,

Pachacuteq Inka Yupanqui, viene a colocarse aquí como un

duplicado del que le sigue. Airadamente lo rechaza Cabello:

"Muchos escritores, que han escrito tranquilamente en España,

han añadido a la lista de los 1ncas un príncipe al cual daban

este nombre...".

De la interpolación del 9° rey de Garcilaso,

toma origen la peculiaridad de su Capaccuna, que consiste

en contener 12 reyes hasta Wáskar

(exclusive)

en contra de

casi todos los Cronistas de los siglos

xv

y

XVII,

cuyas listas

comprenden 11 soberanos.

Se presentan en la revisión histórica, al lado de los pro–

blemas de gran arraigo, también controversias de poca monta,

o del todo fútiles, como la discusión sobre la real existencia

del personaje de Garcilaso. Si creyéramos que mereciese la

pena, recordaríamos en primera instancia el parecer de 'fheo–

dor Waitz, el erudito profesor de Marburgo, que ya en 1864

ventilaba este proceso, así como las demás cuestiones dinás–

ticas, con agudeza suma y una severidad científica que siem–

pre menos se encuentra al recorrer los escritos peruanistas

de los últimos 80 años. Formulada la pregunta si debe admi–

tirse o rechazarse el personaje de los

Comentarios

declara

que la balanza se inclina en favor de la segunda proposición

"porque todas las demás fuentes sobre este punto son adversas

a Garcilaso y recíprocamente coincidentes" (

14 ).

En un se-

( 14 )

THEODOR

WAITZ.-

Die Amerikaner, ethnographisch und cultur–

historisch dargestellt:

IV tomo de la

Anthropologie der Naturvolker

del

mismo Autor, Leipzig, 1864. Consúltese la página 397. Este escritor no

pudo conocer, en su época, el texto de la crónica de Betanzos, que coincide

en este particular con Garcilaso, a pesar de que conoció la existencia del

manuscrito en la biblioteca del Escorial (ver lista de la página VIII).