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J.
Imbelloni: Pachakuti IX
valentes, pues significan "agua" respectivamente en los dia–
lectos del norte y del centro-sur peruano
(1).
Anotaremos también:
wáyray pachakútiy
o
wayraymána pachakútiy,
exterminio por hura–
canes, y
pachakúyuy pachakútiy,
destrucción por terremoto. Ambas se han
deducido del uso corriente del lenguaje.
En cuanto a la valoración gramatical de las transcripciones de los
9ronistas y a sus traducciones, hay que observar en primer término el
escaso conocimiento del valor exacto de las palabras, en cuanto morfe–
mas, por parte de los escritores españoles. Al traducir Sarmiento de Gam–
boa la frase
unu pachakútiy
por "agua que trastornó la Tierra", se con–
~idera
la palabra
unu
como sujeto de una acción
(kútiy)
cuyos efectos
pasan sobre
pacha,
sin observar que este sustantivo no evidencia el mor–
fema del caso acusativo,
pachata,
y la misma construcción de la frase es
contraria al ordenamiento requerido por tal explicación. Correcta es, en
cambio, la traducción de Morúa, que explica
pachakútiy
por "volverse
la Tierra". En cuanto a la segunda versión de ·Morúa "quitado de lo suyo",
este cronista ha permutado
pacha
con
ppacha,
vestido, ropa, y el verbo
kútiy
con uno de sus muchos derivados
(2).
( 1 )
Otra variante es la traída por Honorio Mossi (1860), quien traduce "el diluvio uni–
versal" por
lloklla unu pachakúti.
Hay que observar que en esta frase las primeras dos pa–
labras aportan el concepto de "diluvio de agua" y la tercera,
pachakúti,
añade el otro de "ca•
lamidad" y "exterminio". Ya de por sí, la sola palabra
lloklla
puede reemplazar la entera
frase, cuando se dan por sabidos, y no se insiste en los caracteres calamitosos del fenómeno
meteorológico; Cfr. a Holguín en aquella oración simplemente narrativa que dice:
Noep
míttan runa-kuna llokaqqúrqan,
los hombres del tiempo de Noé fueron anegados por el di–
luvio; Holguín, 1842, página 236.
(2)
No faltará entre los lectores alguno que esté poco dispuesto a admitir que los escri–
tores de cosas peruanas y eclesiásticos de los primeros siglos de la colonia ignorasen hasta tal
punto los asuntos de la lengua, como para no advertir la diferencia que pasa entre
pacha
y
ppacha,
que son dos sustantivos distintos, cuya fonación diferencial puede ser captada con
harta facilidad. Por buena suerte tenemos un testimonio inapelable en el sabroso episodio
que nos dejara Garcilaso en la página 39/2, en la que transcribe el diálogo habido entre el
Cronista y un religioso dominico, que había tenido escuela de idioma qhéchwa en el Perú.
El episodio parece haberse referido a propósito para nuestro caso, pues se trata justamente
de la diferencia fonética y de la semántica que pasa entre
pacha
y
ppacha.
Garcilaso estaba
enumerando los significados del primer vocablo, que son, según él: "Mundo, Universo, CielO,
Tierra, Infierno y cualquier suelo", cuando el dominico añadió que también significaba
"ropa de vestir, y el ajuar y ropa de casa", sin reparar, como dice Garcilaso, que el primer
sustantivo se "pronuncia lla;1amente" y el segundo, en cambio, "apretando los labios y rom–
piéndolos con el aire de la voz". Indignado, Garcilaso le preguntó· "Qué diferencia ay en la
pronunciación que signifique eso?" "Díjome: no lo sé. Respondile, haviendo sido maestro
en la Lengua, ignora esto?". A lo que el Cronista hace seguir una doliente expresión de su
desconformidad. "De la cual pronunciación y de todas las demás, que aquel lenguaje tienP–
no hacen caso alguno ..."