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En

el carnaval, por ejemplo, ·cuando la municipalidad

de una ci,udad organiza la fiesta oficial y que· la "r·eina de

los blancos" aparec·e ma}estuosamente sentada en un trono

y nevada ·en litera por ocho pajes, de nada le v:a11en su va–

poroso ves.tido, su marco de f.lores, cintas y guirnaldas, ni

los vivas, las sonrisas, las serpentinas rosadas y las violen–

tas aspersiones de éter que todos los jovenzuelos de -Ia re–

gión le lanzan en broma; indios y

mesti'~os

sólo asisten al

desfile como curiosos, a med1as divertidos

y

'burlescos. Mu–

chos ni siquiera se dignan dedi-carle una mirada, y para

bailar se r·etiran a los srubur.bios de la ciudad, donde cele–

-bran su propio carnaval al son de flautas y tamboriles.

Por la noche, ·mient:vas la reina y sus pálidos coTte.sa–

nos danzan al son de la vi·ctrola

~l

jox-trot,

lel tango o el .

-one-step,

indios

ry

mesitizos se di'Vienten -en [a pila·za ·como en

los bellos tiempos de Manco tOa;pac

y

Huá&car.

La raza está domina.<;la por ·el odio hacia el blanco in–

vasor. El recuerdo de las inj u.sticias y las crueldades de que

fué objeto durante siglos

sigue

al indio como una sombra. ,

Es \

ésta la causa de su :reservada melancolía, de su habitual

-

mutismo.

. Ni siquiera las fietStas, no obstanté· toda su algazara, su·

loca alegría, logran suavizar completamente su ceño; re–

cuerdan con excesiva viveza 1a pérdida de su independen–

c'ia nacional, de sus modestos bienes y _sus más queridos pri–

vHegios. Su calma imperturbable, sus humildes protestás de

,afecto, sus adulos

y

su servil su

misión,

pueden engañar a

ijn obser'\_'ador super!¡cial; pero el fue.go está encend-ido bajo

la fría

apart~ncia

de estas cenizas.

. Los la:rgos S·iglos de humillación en que los blancos lo

h:an mantenido han hecho tímido al indio; ya hoy no se

yer·gu·e sino ante aquél que lo teme. Cuando está solo es ca- .

paz de lanzar piedras a un fugitivo, pero tiembla ante un

hombre r·esuelto. Cuando están en grupo, no se traban en

lucha sino ·en caso de 1que tengan una superioridad evidente

d-e

número

y

situación. · Vencidos, se humillan como escla–

vos, con la esperanza de evitar .de

este

modo los castigos o

las

r~presal'ias.

Esta pusilanimidad racial los reprime por temporadas

más o menos largas en sus deseos de proceder a una ven–

ganza común. En sus conciliábulos secr·etos discuten las po–

sibil'idades, las dificultades

y

lüs

medios, vacila

ndo

si-empre

en lanzarse a una av·entura

in~ierta;

pero una

v.ez

decidido

. 249