al recinto de la ciudad y los acólitos del sol distribuyen a
la multitud una mazamorra de maíz, espesa, preparada por
las vírgenes del astro-rey con la sangre dé las víctimas sa–
gradas
y
santiflcadas por él;
~esta
m.ezcla
~constituirá
un pre–
servativo y una panacea universal, para toda la ciudad, du–
rante el curso de los doce m·eses siguientes.
¿,Cómo, pues, extrañar que el espíritu supersticioso de los
antepasados se manifi.este aún
~n
sus modernos tatara–
nietos?
*
Todo caminante quetdivisa, junto a la. puerta de una cho–
za, una jeringa de cobre
·O·
bambú, del grosor a
vec.esde
•
1
, un brazo, se dice:
"En
es.tacasa hay un enfermo". En efec-
to, este
instrum~ento
·es empleado por los quichuas antes que
todo otro remedio, y aun varias veces al día.
·Cuando .los :r,epetidos l·avados no dan resultados satis–
factorios, .se echa mano de remedios más enérgicos. Los pa–
rientes ·conducen al
enf~ermo
a un río y lo
ti~enden
en el
agua. .A!Hi ·permanece una o dos horas, con la cabeza afuera,
justo lo suflciente para respirar. Si el mal no es arrastrado
por la corriente y GOnjurado ppr la reacción violenta deJ
baño, la familia pone ·entonces
~n
prá·ctica los medios em–
-pleados por la raza y que más adelante enumeraremos.
Ante todo, es preciso diagnos.ticar la enfermedad. Con
este fin se emplean diferentes procedimientos. Un curande–
ro coge una cobaya,
la
amarra y frota con ella el cuerpo
del paci·ente hasta que el roedor muere
r~eventado.
Begún la
·cre.encia indígena,- cada una de las vi:sceras humanas in–
fluye, por simpatía, sobre ·el órgano corr·espondi·ente del ani–
mal
y
le transm·ite sus elemento_s mórbidos. Por' esto, ter–
minado el masaje, ·el especialista de&pellej a al animal y
.exam1na cada una de sus partes, internas
y
externas. Si en–
cu~ntra
algún
d~~eeto
o lesión, deduce
inmediata~·ente
dr
ello que su cliente padece de
análo.gaddlencia. Coloca en–
tonces nuevam·ente el
caááv.erdel anima1 en la· piel, lo
envuelve en un paño
y
lo hac·e trasladar al campo. Se le ha
de enterrar en la encrucijada de varios caminos, pues ·allí ,
vigila un genio }Jondadoso que ·encadenará a la tierra la pes–
tilencia.
A falta de este animal, un gato o un perro joven pue–
den hac·er
~el
mismo oficio .en manos del arúspice.
El primer medicam·ento
es
casi siempre la catruplasma,
abundando las diferentes
ettpe~cies.
Un murciélago, un cer ...
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