misteriosamente con las de algún animal, ·perro, ce,rdo o
cordero". Y bajo pr·etexto de librar a los ingenuos de sus
padecimientos, los someten
a una serie de pruebas tan do–
loros~
como ridículas, tan
ineficac.es como repugnantes. La
m'isma comedia, a ·menudo homicida, se· lleva a cabo para
todas las enfermedades, internas o externas. Paso a citar
un caso grave que tuve oportunidad de conocer.
En 1922, una dama importante de la ciudad de Huanta
había ·estado enferma .de tifus; sin embargo, ya se encon-
.. traba dominada la crisis y se haHaba fuera de peligro,
cuando llegó a verla una amiga. Para acelerar la mejoría,
ésta l,e .aconSejó un remedio del cual había oído hablar ma–
ravillas a una curandera de mágicos poderes; le r·espondía
del ·éxito. Sólo era preciso servir a la de'bilitada una co–
piosa
dosi~
de
sangr~e
de ranas .
¡Ah!,
y cuánto más eficaz
sería cuando la interesada llevaba. el be'Ho nombre de "Rana
de Oro",
Corihuampatu . ..
Y he ·aquí que aquella buena gen–
·te .se pone en campaña, revolviendo char,cas y riachuelos
en busca de los benéficos animalitos. Lograron así reunir
dos ba:ldes llenos, de lo ·cual se extraj-e> una taza de
sangr~e.
La dama bebió el rojo Uquido ·con los ojos !Cer rados y una
· f-e ciega. Acaso la dosis fuera
e~agerada.
Lo c-i-erto es que,
unas horas. más tarde, el'la vo[vía
~
cerrar- los ojos, pero
para siempre: se le había deC'la:rado 'Una fiebre de 4.2 gra–
dos, que la arrastró a la tumba. ·
*
Sin e.mbargo, es un hecho innegable que los quichuas han
clasificado en su farmacopea hereditaria una
s~erie
de ··re·ce–
tas admirables por su sencillez . y su efi-ca,cia.
·
H-ace algunos .a;ños, uno de nuestros misioneros atrave–
saba la selva virgen que cubre el valle inmenso .del Apurí–
mac, río de 800 kilómetros y uno de los afluentes más impor–
tantes del ·ucayal'i. Bajo la bóveda móvil de los árboles
gigantescos y .varias
· veces. oentenarios, en
~es.e
laberinto de
arbustos floridos
y
entrelazad.Os,sobre esa tierra húm-eda
y caliente constantemente regada por .las lluvias tropicales,
los f.elinos imponentes ·cazan o s'e encuentran al acecho, los
insectos zumban en e.l. air·e e inoculan las fiebres, y las ser–
pientes se deslizan siiencios,as o se balancean colgadas d·e
las ramas bajas para mejor lanzarse sobre sus pr.esa.s. Entre
estas últimas se encuentra la víbora negra, cuyo veneno
paraliza el eorazón ·en pocos motp:entos.
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