Cuya traducción castellana es :
Acuérdate que pusiste
tus manos sobre mis manos;
que, llorando, me dijiste:
nun ca me habías ele olvidar.
Y tenemos esta o tra cua rteta, en sen de Plega ria a la "Madre
Tierra", cuyos versos de puro sabor incaico, según relata el mismo señor
Carrizo, se recitan (o se ca ntan) "ele cara al sol" n aciente y en momen–
tos de "largar" el ganado al p as toreo:
c.
"Uyarihuay, Pacha Mama,
chiri hu ay ra muchusccayta;
cunturta 'epo' nisccaita,
atojta 'halay' niscca ita."
Qne a su wz quiere d ecir:
Atiéncleme, Tierra Madre,
que he sufrido frío y viento;
que le dije al cóndor: "epo',
y al zorro 'halay' le elij e.
Y es tos otros ele la misma na tu raleza:
Quire d ecir:
Uyarihuay, Pacha Mama,
hallppa tti o mukkusccaita;
uyarihuay, Pacha Mama;
ñanta pisichahuay.
Escúchame, Madre Tierra,
que comí tierra y arena;
que anduve arriba y abajo.
Acórtame, pues, la senda.
Estos versos obligan a dudar sobre si son direc tamente tradicionales
que, como la música, habrían surcado el mar d e les siglos, venciendo
las borrascas de las persecuciones; o eran calcados por el espíritu leal
del indio moderno, sobre el modelo del arte ances tral. Sea lo uno o
lOS