sólida, cimentada en la paz y la justi cia, para la morad a ele una vida
fr uctífer a y robusta.
L as nacic nes que aspiran a la grandeza y b usca n su mejoramiento
mediante el poder ele las armas,
fomentando gu erras, promoviendo
rencill as, o no
<-~ spiran
' 'ercl aclerameu te a la grandeza, o por grandeza
compre nden, como las antiguas behetrí as, e l p redominio ele un pueblo
so bre o tro, bajo la razón de la fu er za bruta. Pero los in cas, r aros monar–
cas sin des po tismos, conqui st<tclores sin pre tensiones egoístas, intuyeron
o tra idea so bre la grandeza de los pue bl os, enl a7á nclolos con los vínculos
es piritu ales del arte y el e la ciencia, de l trabajo cooper a tiva y de la
fu sión de sen timientos y justas ambicio nes. Y, como el más poderoso
reactiYo para ta les propósi tos, no hall aro n mejor e lemento que la música .
Fué, pu es,
la
música, el canto y la da nta, en todas las circunstancias,
y con todo mo tivo, los qu e car ac teriza ron a todos los pueblos sudameri–
ca nos, a medid a que iban plegá ndose bajo el gobierno paternal de los
Hij os de l So l. De esa manera, y no con el terror, ni a punta de lanza,
que siempre ti enen efec tos con traproclu ce n tes, es como se iba consu-u–
yencl o un a naci ón que, no cabe eluda, habría sido hoy una de las má
poderosas d el mundo, si no fu er a por la conquista fa tal que cortó,
cruelmen te, la esca la ele su asce nsión.
Cuando los espa ñoles tentaban aprox imarse a l codiciado "país del
oro", el In ca Huayna Ccapac, ya h abía ex tendido el ·Imperio ele los
Hij os de l Sc l, has ta las fronter as del Ecuador con Colombia; pero,
muchos años antes e l padre del citado monarca. el In ca Yupanqui, dejaba
ca ntando los
huay nos
y las
huan cas quechuas,
en las hoy provincias
argentin as T ucumán
y
Sa nti <~go
del
Estero, como en las orill as d el
ifaule en Chil e, sin mencionar todo el alti p lano boli viano. L a música
y el canto inca icos hab ía n amalga rnaclo gra neles y pequeños pueblos en
un a soJa y magnífica nación, en cu ya a lma han qued ado, si no los
mismos cantars d e h ace siglos, sí sn ca rác ter y sa bot·, en las múltipl es
ca ncioncillas
y co pl as
popul ares
di eminadas
por
todo
el Norte
.a rgentino.
T enemos a mano un a cuarte ta, qu e fu era recogida por Juan Alfonso
Carrizo, en quechua cas i puro, que di ce:
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" Yu ya ri y churasccayquita,
hu accaspa nihuasccayquita:
maqui ni yman maquiquita,
ma na hay k'aj cconcca hu anayq ui ta."