en Génova elnúsmo día que se embarcó para Arica,
con loa doce misioneros de su primera expedición,
Génova 25-sep.-1834) creemos que existen tres edi–
cjones; la primera, en latín, que desconocemos; la
se–
gunda en español con el título
Segunda Carta Cir–
cular
t
todos los Religiosos del Orden de. N. P. San
•
-
.
Fra.n_cisco
17
Reimpreso en Cádiz, Imp. del «Comercio»,
1836;
y
la tercera edición en italiano (juntamente con
la tercera Carta):
Seconda e terza Letter11 Circo/are
•
tutti i Religiosi...
Roma, 1836. De su tercera Carta
conocemos dos ediciones, la italiana descrita ya en la
.
-
sduncla y otra española:
Tercera Carta Circular a
toclos
los Religiosos del, Orden...,
Cádiz, Impr. del
«Comercio»,
18~6.
Está fechada esta última el
2-ag-1836.
(38)
Cf. mi estudio en
Verdad
y
Vida,
cit., p. 39
y s. El :Pecreto de la S. Congregación lo hemos entre–
sacado de
Collectio statorum, gratiaru.m et inclulgen–
tiarum pro Missionibus .
_.
,
segunda editio, Burdiga–
lae, 1853,
213
y s. y es c9mo sigue:
«Carolas Maria miseratione divina Episcopus
Praenestensis S . R. E. Cardinalis Pedicini, Sacrae
Congregationis de P . F. Praefectus etc. etc.-Omnihus
et singulis praesentes nostras Litteras lecturis fidem
faci.mus, ac testamur Sanctissimum D.
N.
Gregorium
.PP.
XVI,
oh graves sihi cognitas, et matare perpensas
rationes, iaterim et doneca sancta sede provideatur,
.c:kputasse
R.
P. Andream Herrero Ordinis Minorum
Sancti Francisci de Observantia, Praefectum Aposto–
licum missionum et Collegiorum de P. F. in
Am~erica
Meridionali existentium, eique, eodem modo et tem–
pore concessisse pro iis locis omnes et sin8ulas facul–
tates quas Romani Pontific:.es Prasdecessores sui
Commissario Generali Indiarum eiusdem Ordinis
trihuerunt, quoad tamen memoratus Commissarius
Indiaram ohtinuerit interim liberam cum regionibus
superius indicatis communicationem. Contrariis qui–
buscumque non obstantibus.- Datum Romae ex aedi–
hus
S.
Con8regationis de P. F., die 19 iulii, anno
1834•.
.._ Las gracias y facultades a· que aluden estas letras
se copian
e~
el mismo 'librito pp. 199-213.
(39) Cf.
P Sanz .. Memo1·ia .
.. ,
24 y s., donde
describe la recepción apoteósica que se tributó a los
r-.ecién llegados en La Paz.
(40)
Cf.
AlA.
4
(1915)
462,
donde el P. Pedro
P. Hernández copia una lista de los exclaustrados del
Convento de Cádiz
y
la residencia que habían esco–
gjdo;
de
ellos
npeve
fi8ur~n
en Buenos Aires y acaso
sean los nueve a que alude el P. Herrero. En su pre–
ciosa
Ca~ta.
se queja avergonzado de la conducta de
España con sus religiosos
·"'En . lá historia-
(dice
p.
12)
- de la revolución do América
no
se presentan
tan(O$
C.$9S
de Violencias cometidas
COn
persona,s
LAS MISIONES FRANCISCANAS
eclesiásticas,
como
los que
en
nuestros
días ba presen–
ciado
nuestra España contra sus propios hijos. »
(41)
Cf.
P. Sanz, Memoria .
.. ,
25, de los cinco
_que se marcharon a La Paz,
ibídem,
~9.
También
Corrado
-
Comajuncosa,
El
Colegio Francisca–
no ... ,312.
§
2. Los Colegios Apostólicos de P. F. de
Bolivia
!1.
Ya vimos en la
1.
8
parte en qué situa–
ción quedaron los conventos
y
colegios de
P. F. al declararse la Independencia de Boli–
via en 1825. Un cuadro verdaderamente de–
solador ofrendan los clausUos
y
las Misiones
abandonados, que necesi1ábase
Díos
y ayuda
-como vulgarmente se dice-para volverlos
a lleÍ1ar
y
hacerlos florecer como en los me–
jores tien1pos del coloniaje.
En un principio el intentarlo hubiera sido
una quimera; incluso con el general Santa
Cruz, no era fácil conseguirlo, sobre todo al
comienzo de su jefatura (1829-39). Una prue–
ba de cómo estaba cargado el ambiente de
oposición y adversidad a la v-ida religiosa y
sacerdotal lo demuestra aquel hecho que re–
fiere el P. Sanz (o. c., 23) por intervenir el
P. Herrero. En el año 1832, en el Congreso
de Diputados de Bolivia, se atrevió a prepo–
ner la abolición del celibato eclesiástico cier–
to congresista, diciendo que si era
nec~~ario
había que recurrir a Roma para que se abri–
gase tal precepto. A la enérgica refutación del
P. Herrero, que ocasionalmente se hallaba en
La Paz y que publicó en los periódicos. se
unieron los sacerdotes
y
piadosos fieles,
y
el
proyecto de demanda se retiró.
Contra todas aquellas dificultades opuso la
divina Providencia el alma sencilla y valiente,
como franciscana
y
española, del P. Herrero,
y
en Bolivia restauró los Colegios de Tarija
y
Tarata
y
fundó los de La Paz
y
Sucre, pujan –
tes
y
retadores, con los que hizo el mejor ser–
vicio posible a la Religión
y
a la sociedad.
Brevemente reseñaremos la creación de di–
chos Colegios con el de Poto
í,
hijo del rle
Sucre,
y
la restauración de sus Misiones.