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tamos que el Smo. S. N. Gregorio, Papa XVI,

guiado por graves y bien consideradas razo–

nes, eritre tanto y mientras que la S. Sede no

prevea de otro modo, ha nombrado al

R.

Pa–

dre Herrero, de la Observancia de la Orden

de S. Francisco, Prefecto Apostólico de las

Misiones y Colegios de P. F. existentes en la

América Meridional, concediéndole al mismo

tiem.po

y de igual modo todas y cada una de

las fac·uttades que los Romanos Pontífices,

sus predecesores, extendieron al Comisario

General de Indias de la misma Orden, hasta

el tiempo que el precitado Comisario obtu–

viere la libre comunicación con las regiones

antes indicadas.- Valen no obstante las dis–

posiciones en contrario. Dadas en Roma, Sa–

grada Congregación de P. F., día 19 de julio

del año 1834.•

Con estos títulos pasó el P. Herrero a Amé–

rica, llevando consigo entre otras cosas, una

imprenta y tres cuerpos de mártires, llegando

a Val paraíso con toda felicidad; aquí dejó dos

religiosos, a ruegos del Presidente de Chile,

don Joa_qufn Prieto, para la formación delCo-

. legio Apost. de Chillán,

y

con los diez res–

tantes se dirigió a La Paz, donde hizo su en–

trada triunfal el 6 abril 1835 (39).

Se alojaron de momento en la Casa de

Ejercicios de la V. O. T. y en seguida comen–

zó la dispersión: de los diez religiosos-según

el P. Sanz-tres envió a Tarija, dos a Tarata y

cinco se quedaron en La Paz, de los que dos

fueron a ayudar a los padres Pozo y Suñer.

La ayuda y el número de obreros era escaso,

se necesitaba un número mayor y más creci–

do para el sostenimiento de los Colegios casi

ahandonados, que con los traídos apenas po–

dían cubrirse las necesidades más urgentes.

19. Con este fin volvió otra vez a Europa,

y en su 3.

1

carta (impresa en Cádiz, 1836, p·

12) expone claramente a los Ministros Provin–

ciales

ti

objeto de su viaje: «El

Gobierno de

Bolivia

me ha investido por segunda vez con

honoríficas recomendaciones cerca de lasa–

grada Congregación de Propaganda en Ro–

ma, proporcionándome al mismo tiempo los

fondos necesarios para el transporte de un

crecido número de Religiosos. El

Gobierno de

Lima

y

su dignfsimo Arzobispo D. Jorge Be-

LAS

l+1ISION~S

FR.AN

CISCANAS

navente, han tomado el mismo empeño, dic–

tando decretos muy favorables al Colegio de

Santa Rosa de Ocopa y encargándome la con–

ducción de más de veinte religiosos, a cuyo

efecto tengo recibidos los subsidios y creden–

ciales correspondientes. El

Oobiern,o de Chi–

le,

sabedor del buen éxito que tuvo mi pri–

mer viaje a Europa, acaba de comisionar un

religioso de actividad y celo con el encargo

de colectar una misión de veinte y cuatro re–

ligiosos p:tra el Colegio de Chillán

y

Misio–

nes de Valdivia. El

Oobie,rno de Buenos Aires

ha recibido ya nueve religiosos españoles,

que el año pasado de

35

arribaron aquel puer–

to, (40).

No pudo recoger

mision~ros

en España, ya

que ella los había expulsado y perseguido el

año antes, y pasó a Italia, donde con el cono–

cim_iento que en su

l.a

expedición adquirió,

acude a sus representantes Padres Crisóstomo

Fiana (Roma)

y

José de Milán (Génova) y con

los que se habían ofrecido a estos padres de

Italia y los que él pudo reunir de Francia·,

congregó suficiente número de misioneros,

muchos de ellos prófugos de la exclaustración

española dd

35,_

y sale rumbo a Val paraíso,

donde llegaron el 23 marzo 1837 y poco des–

pués a Bolivia, dividiendo todo el personal

entre los Colegios de Tarija, Tarata, La Paz

y

Sucre. Al poco tiempo llegó el P. Juan Anto–

nio Roca con 30 expedicionarios más, que ce–

dió el P. Herrero

20

para el Colegio de Oco–

pa y 10 para el Colegio de las Palmas (Chile)

a ruegos de un particular

{41).

20.

Podía estar conten to

y

satisfecho nues–

tro P. Herrero con los 95 religiosos francisca–

nos que logró eu sus dos expediciones a Eu–

ropa; con ellos levantó y restableció las Mi–

siones franciscanas en Chile, Perú y Bolivia.

Pero ni por

~sto

su celo quedó agotado ni su

actividad tuvo descanso: presidió el Capítulo

Guardianal de los Colegios, constituyendo

Superiores de Tarija, Tarata, La Paz y Sucre;

emprendió la visita a todo el territorio y per–

sonal de las Misiones para darse cuenta de su

estado y remediar en un tercer viaje las ne–

cesidades más apremiantes que notara; en la

Cuaresma de 1838 se hallaba en Tarata, de

donde salió con el padre Gregorio Faraut a