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Rerisla del Muuo
acicnal: Tomo XIV.
te. Basta la presencia de seres inanimados, revestidos de una "fuerza mágica especial",
como pasa con los amu letos, cconopas, talismanes, etc; ya sea la acción directa del su–
ges tion ador, o la indirecta de un objeto cualquiera, que represente una creencia o una idea,
coloca al sujeto sugestionable en "un estado emocional que le prive del con trol critico
y
lo coloque en condiciones de pasividad au tomática", o sea de obediencia an te los estímu los
y
directivas que se le impriman. Estas dos grandes fuerza s mágicas, se encuentran repre–
sen tadas en la medicina aborígen. El sugestionadór o jampetc, dotado de cualidades de
mand:> ilimitadas y
el
sugestionable, el indígena, fervoroso creyente, presto a la sustitu–
ción de su yo, a la entrega de su voluntad. De otro lado, la mentalidad primitiva, como lo
afirman los psicólogos, es de tipo "antropomórfico, intuitivo-imaginativo, rica en viven–
cias difusas y evanescentes, más sentidas que pensadas", por tanto más propensa al efecto
sugestivo, a vol verse con
fiado~,
en tirse alegres, en suma para hacer desaparecer la
"f
a–
chada sintomá tica", más o menos compleja que componen los síntomas fun cionales.
y
esto no pasa sólo en las men talidades primi tivas. También sucede en muchas
colectividades. La existencia de sujetos con "un a insu ficien te sín tesis de su in dividuali–
dad", con tendencias con trapuestas y casi equipo ten tes. Muchos de ellos pertencen a la
gran variedad de personalidades psicopáticas, personalidades histéricas, inestables, hi–
pertitnicos o
incontinent~s
emoci onales. Sólo así explicamos muchos casos de curaciones
por sugestióA, de que nos hablan los cronistas de la Conquista y aún los mismos escrito–
res médicos, como Olano. Así nos expl icamos igualmente, el aliv io del alma supersticic–
sa del indio en
el
proceso de la cO:lfesión dur ante la salud o
6rl
la enfermedad.
Las dos formas de psicoterapia sug-estiva, la hipnó'tica
y
la vigil, se practicaban por
los
curand~ros
indios. Más frecuente
é~ta
última. Pero, sea la sugestión directa o la indi–
recta, represen ta un pL c dimie:1 to en éste caso, primi ti vo, de compeneaación anímica,
en que se ponen en j -: eJo rre:an 'smos
psicobiológico~,
mec anismos, que como d:ce Thenón,
muchas
vec ~s
ignora el que los practica y se va'e únicamen te de su habi idad, d e su arte,
om~ordel con ( c · rr.ientointuitivo
de la psi c
l o~ h
de sus paci _ntes. "L:t sugestión experi–
men tal, como di: e Hesnard, es una acció:1 in ter)síquica que une
genera~men
te dos indi_
viduos a menudo igualmeHe ignor antes de su inco:1s:ien t e : el sugestionador y el
suge~_
tionado".
¿Exist:ó la hipn6sis
cam o
método terapéJ tico en treolos indios? Seguramen te que
sí, pero n :> como el arte cie, tífico qee es en la actualidad, sinó como un medio empírico.
Una cita muy a propósito del P adre Cobo, ncs ilustra en éste senti do. Dice así: "Para las
enfermedades muy graves que con las me.:!i '. ina y curas no sanaban, hacían los hechice_
ros meter al enfermo en un aposento secreto, que primero p reparaban de ésta manera:
limpiándolo muy bien, y para purificarlo, tomaban en las manos, maíz negro
y
traíanlo
refregando con él las paredes y
el
suelo, soplando a todas partes mientras ésto hacían , y
luego quemaban el maíz en el mismo aposento,
y
tomando luego maíz blanco, hacían lo
mismo y después asperj aban todo el aposen to con agu a revuel ta en h arin a de maíz, de
é~
tao
suerte lo purificaban. Limpio, pues y purificado así ecHaban al en ferrro de espa!das en