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Revista del M useo Nacional: Tomo
Xlr .
Estos " grandes herb olari os", de Malina, como los antes en u merado, Ln
curanderos que h a n h eredado su arte en la forma sobrenatura l expuesta;
y
lo
mi smo pasa con las m ujeres que ejerdan el arte de la obstetrici a. Y i t al era el
o rÍge n, ig u ales se rían las practicas que e mpl earí an en la cu r aci6n de los enfer–
mos. Conocimient os ru di m entarios, tr asmiti d os de generac i6 n a generaci 6n, qui–
zá si con un rit o espec ial, cua l convie ne a un a p r ac ti ca "divina"; y que cada c ual
desar rollab a, conforme sus cualidades per a n a les. Por eso decim os que es t e pSI–
co t erapeut a indio, intuitiv o y fantástico; poseía en grado sumo el entu sia mo
y la fe e n la eficac ia de su s medios
cur~tivos,
en es pecial de los inn atos de
p ~ ic c
t er apeut a. Este entu si as mo es desde luego irreflexiv o, pues que él se "cr ee ungi do
de p'odere s más o menos m á'gicos"
(1),
y no derivados del conocimient o de
I
innúm eros r ecursos con que cuenta la especia lid ad p si qu iá tri ca y "la grandeza
de la a ctuaci 6n; cuand o es ll eva d a con plena r esponsa bilidad". Así supo n mas
que pr ocedi6 es te psico ter apeuta innato, con una personalidad seguram en t e s u–
peri or el promedio de su s contemporáneos, y co n un a "simpatía s cia l" grande,
prep arado ra del a gran acci6n cura ti va, por psi cotera pi a suges tiva pri n ci pal men t e.
o poseen pues, ni l a capacid ad
O
empatía, ni la intuici6n para descubrir los
m6vi les que intervienen en la ed ificaci 6n est ru c tur al de los tr as t o rn o morb o
ni la capacidad de síntesis y jer ar qu izaci 6n, propias del psicoterapeuta cientÍfi–
co . P er o posee n en gr ado m áxi mo, la en ergía en el man ej o del enfer mo, la segu–
ridad y confi a nz a en sí mi s mos yen grado relativ o, lo que se Jlam a el " mimeti smo–
caracterol6gico", o sea la agilida d mental "y dotes hi s tri6nicos", para p r ese nt a r–
se a l enfermo en la manera que mejor en cuadre al proceso morboso.
Un buen psicoterapeut a, para Prinz horn, debe poseer los siguiénte atri–
but os . Amplio conocimiento hum a'no, fáci l obje tiv aci6 n, inn a t a capacidad de
conducci6n. A estas condicionés a ñ ade 1ira y L 6pez, el mim e ti smo caracterol6-
gico, o sea la agilidad me ntal y do t es hi s tri6nicos, o sea la capacidad de prese n–
ta se ante el e nfermo, co n el tr aj e que mejor cuadre a la cura. Entusiasmo y fe
en s u obra p sico t er ápica. Estas d os últimas cualidad es las poseen nu es tr os curan–
deros
indio ~,
d esde los primitiv os h ec hiceros, h as t a los ac tuale s Coll agua las. As–
pecto
sui-generis
de s u indu ment a r ia, t a l como lo h emos d ibujad o, t omándolo de
la o bra de Guamán P oma d e A yala, es t os pontífice, q u e se cr ee n ungido de po–
deres mágicos, qu e se destacan de l a masa, por se r los más háb iles. Est e
quis ig–
notum
imponderable e in a n a liz a bl e, como dice Mira, constituye p or sí t odo el
poder curativo; y él mism o es tá p enetrad o de su influenci a sugestiva, ya que est s
p oderes lo ha hered ado del tru eno o de la di v inid ad.
(1).-
MIRA
y
LOPEZ,
EMILIO ..
-Manual de psicoterapia. Buenos Aires, 1942.