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Revista del Museo Nacional: Tomo XIY.
·con ell os se d uer me n. Según lo q ue h ayan so ñado, en bie n o en ma l, responden a
lo cons u l tado.
L os H aca r:c 'J c o Cu y rícu r:, o los que mira n a los c uyes y a briéndolos con
l a uña, ad iv in a n lo que hay d en t ro de s u cuerpo.
T od o es t e a rte p rimitivo de la hec hicería, lo ej ecu t aba n t anto hombres,
-co mo mujer es . Ay un aba n d ur ante el tiempo que ej ercita ba n s u oficio, no comie n–
.do sa l, ni ají , " y mu dan a l h a bl a r la voz, h ab lan d o m ugeri l y a fec t adamen te" . He–
r eda n s u a rt e por s u ce ió n, el hij o del p ad r e, y si n o tie n en uso d e r azó n, lo hereda
el pa rie n te m ás ce r ca n o. O tro p r ocedim iento, es el de la el ecc ió n, " eli ge n al q u e
j uzgan que se r á más a propósito". A veces pasa q u e so brevive algún indio h erido
por un rayo, y éste, a uto m áticamente que d a como hec h icero de la h uaca, por de–
berse a milagr o el h a ber q u edado con vida. La ú ltim a m a n era es por voluntad
propia; se vuelve n a di v in os,
cu~a n deros l
para ganar l a vida cómodamente. Antes
de en tr ar a ej erc er es t e ofic io, ayu n an un mes; o tr os lo hace n seis y aún un año,
n o comie nd o sa l, n i aj í, ni t eni en do r elaciones sexua les, n i lavándose, ni peinán–
dose.
H ay muchos hechiceros que antes de se rl o, h a n tenido que sufrir de tra -
t ornos ner viosos, de "frenesí", " locu r a" "mal de corazón (epi lepsia)", porque en
es t a forma, ha n adq'uirido pode res sobrenaturales, q ue les ponen en co n tacto con
la esencia misma de las huaca s ú adoratorios . Veamos lo que dice A rr iaga a este
respecto. "También s uelen los ministros may'ores, quando ven a lgún indio o in–
dia que les da algún mal repentino, y se p r iva de l juicio, y q u eda como loco, de–
zi r que aquel accidente le so brevie n en po r que las H uacas quie r en q u e ea su Ví–
llac y Sacerdote y bolbiendo en si le h aze n ayu n ar y apre nda el oficio, fu ndados
en que q u ando ellos hablan con las huacas, ue len pri va r se del j uicio, o por efec–
tos del demonio qu e les entontece, h ablando con ell os, o po r l a fue rza de la chic h a
que beven qu ¡: ndo qu ieren hablar con la huaca. En Huac ho le dió a uno de es t os
es t e p h re ll es í, y se fué por los campos como loco, y al cabo de oc ho o diez días, le
h all a ron s u s pa rie n tes en un ce r ro, como fuera de sí, tr u xer o nl e al p ue b lo, y co n
estos quedó hec ho Marsa y H uacapvíllac, y por esta r azó n a t odos los q ue les da
m a l de co r azón (epilepsia), los tiene n ya por e cogidos p ar a és tos min istros" .
T odo esto no ll eva al convencimient o, de que los indi os t o m a ba n los sí n–
to mas ex t ern o de la a lie n ación mental, como cosa sagrada, p oseído po r los dio–
.ses; y er a n precisament e es tos enfermos, y los q u e sana ba n d e la enfermed a d men–
ta l, lo qu e los des t in aba n, por h a ber pasado la p r ue ba de fu ego, al ofic io d e Hua–
ca p víll ac . P er o er a n, co mo h ace supo ner l a cita,' los menos, ya q u e hemos v is t o
en o tr o p á rr a fo, de la ma n er a sob r en a t u r al como se h acía n hec hicer os.
Los a y un os pr olongad os, ocasion a ba n en es t os hec h ice r os, los sí ntomas
pr opi os de l éx t as is. D e a hí q u e el mis mo Arri ag a, n os dic e q ue es t os s ace r do t eS
.se "entont ece n ", h ab la ndo con las hu ac as y a v eces "su ele n privar se del j uicio"