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LA BIZQUERA
No hay mal más ridículo que la "bizquera'' para el' santiague–
ño, de suyo tímido y, por eso, muy dado a las bromas. La gracia
siempre ha sido el florecimiento de la impotencia o del complejo
de inferioridad. ¡Por eso guay! del "tuerto" que se enfrente a un
' santiagueño de ojos normales: le hará el blanco de todas sus pullas.
Podrá ser compasivo con el mal ajeno, pero tratándose de un defecto
a los ojos, un estrabismo, o una simple ptosis del párpado, ya no
podrá perdonarle, como si dicho mal fuese la causa única de su
alegría. Y le cantará versos, y le dirá refranes y le
inventa~á
chas–
carrillos para rip.iculizarlo. Y no es que el santiagueño sea malo,
sino que "le causa gracia". Uno de los motes más usado es de
H
ojo cont:ua el gobierno", quizás a causa de que es lo único que el
santiagueño tiene de opositor o contrario a la normalidad. Contra
esta "enfermedad", las pullas y un buen empleo.
''hoque
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a ecuencia de tras–
e se han formado
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Suele también. recomendarse ''chupar la raíz pelada del árbol
blanco o algarrobo blanco (Prosopis alba)" o la "hoja del coique–
yuyo (Maytenus vitisidaea) '', cuyo nombre proviene del quichua:
collqu~
: plata, a .causa de su color plateado.
EL CADILLO
El .''cadillo'' es una verruga :de la cara palmar que se forma
como consecuencia de Ia penetración de una pequeña espina o ' ' ja–
na' \ la cual constituye la causa irritativa permanente que deter–
mina en los tejidos de la epidermis un próceso de noviformación
celular.
El ''cadillo'' tiene, desde el punto de vista de su configuración
exterior, tres aspectos diferentes. Primero se presenta bajo la forma