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coment amos encuentra sus adeptos. Y así
es
posible ver
a
la madre
''pegar con saliva en la frente del hijo un trozo del fleco de su
pañoleta colorada'' para calmar el hipo; y preconizar contra la
cefalalgia la clásica vincha colorada.
¿Quién no ha visto, siquiera alguna vez, el paso de un caballo
rengo ? Muchos lo habrán visto, pero raro será el que haya observado
un hílo rojo en torno de la pata de dicho animal. El significado
no puede ser otro que el terapéutico para curar el ' ' desortijamien–
to '' o esguince.
Otras veces el hilo rojo en torno de la pata de un animal, por
encima de una mordedura, sirve para impedir "que suba la pon–
zoña''.
E.stas curiosas prácticas tienen un val r mágico cuando se
tr~ta
de la enfermedad llamada ' ' Páaj '' y que es producida por el qu.e–
bracho colorado. Aquí, la persona enferma debe colocar ''una torti–
lla de ceniza'' al pie del árbol, cuyo tronco se rodea con un hilo–
rojo. El significado que trasciende la medicación
es
la de la ofrenda.
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Seniejant.e a la que hemos referido es la receta para el ' ' empa-
cho'' que consiste en : ''medir el enfermo con una cinta roja, · y
mientras se le hace oler un ramito de ruda, se reza una oración''.
¿No es acaso suficiente lo dicho para probar la curiosa influencia
del color , rojo en la medicina popular y la importancia que, desde
luego, asume como factor terapéutico?
.
Si ello no bastara podríamos agregar la receta o el procedimiento
empleado contra las epístaxis o hemorragias nasales. Es muy sen–
cillo. ConsiS'te en colocar un "melgarejo" sobre la frente atado con
una vincha roja".
.
Ahora bien, ¿cuál es el fundamento de esta práctica terapéutica?
Algo hemos dicho al principio de este artículo que es bueno repetir :
el rojo ahuyenta los malos espíritus. .Pero conviene agregar que
también puede fundarse en la antigua ''doctrina de las señales'',