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de una nomenclatura científica entonces en boga y que constituye

actualmente el léxico de la medicina popular. Ahí están las ' ' aposte–

mas y postemillas'' con que el pueblo designa hoy día ciertas infla–

maciones y abscesos ; los ' ' fogages y fuegos''., llamados herpes ; el

''costado común y bastardo'' o pneumonía ; los ''cotos'' o bocios ; el

"dolor de compañones" o epididimitis; el "flato", el "garrotillo",

y

P alabras como ''tullido'' ''empeine" "parche'' ' 'seca'' ' 'siezo''

'

'

'

'

'

etc., ampliamente· difundidas en la terminología médica popular.

Leyendo con detención dicho folleto, la semejanza es todavía

mayor. En la página 22 se encuentra el "Mal de Madre'' tan común

en nuestros campos y que ya aparece con ese mismo nombre en

La

e

el.estina.,

aquella tragicomedia de Calixto y Melibea, de

RoDRIGO DE

CoTA, del siglo XV, en la que Areusa dice: "Mal gozo vea de mí

si burlo, sino que há cuatro horas que muero de la madre, que la

tengo subida en los pechos, que me quiere sacar deste mundo ... ' '

Y Celestina, más adelante, cuando dice: " ... aprovecha y afloja el

dolor y vuelve poco a poco la madre a su lugar" (Edic. 1883).

Esta

emajanz .

o

sólo lexicográfica: sino preferentemente te-

rapéut ca. Veamos sino: E

ant i go del E tero. el pueblo aconseja en

los ca os

a'' d

' o

e azufre en la

M n

a ·larar la voz'':

ra cur r

,C))S2MilW~llaJ

receta i

poner

baho''.

No falta, por supuesto, el antecedente de esas prácticas curiosas,

cuyo origen nadie conoce y que suelen calificarse de arbitrarias o

antojadizas, como la de tragar un "hilo de lana'' para las "postemas

de garganta". En estos casos Mandouti procede en la misma forma:

"Una ebra de seda torcida y sopada en sangre de ratón, envuelta en

una sopa de pan, trágala''. Todo el beneficio de esta receta, como se

colige fácilmente, estriba en las náuseas que provoca, las cuales de–

terminan la apertura del absceso.

El alumbre es utilizado con preferencia en los ' ' fogages' '. Las

comadres acuden a él unánimemente, siguiendo, aéaso, el consejo de

Mandouti que p·reconizaba para los ''fuegos'': ''traer siempre en la

boca piedra alumbre''. Los emplastos, usados fervorosamente por el

pueblo, en· callos .y verrugas, así como los madurativos más diversos

y

complicados, tienen en este folleto honrosos antecedentes. Desde