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en virtudes ciertas propiedades anodinas de plantas y productos ani–
males. ¡Así se escribe la historia!
Pero la risa pedantesca, la burla fácil, el desdén misericordioso
y
displicente están demás. Cualquiera de estas curiosas prácticas o
fórmulas, de las que veremos a continuación algunas, han servido
cuan9-o menos para mitigar la angustia de una familia, quebrantada
por la zozobra, la miseria y la impotencia; ha servido de piadosa
conmiseración ; ha sido un gesto de caridad ; ha llevado un germen
de solidaridad cristiana, cuando no, la inspiración de viejas clari–
dades escondidas en el alma y heredadas o la virtud real del benefi–
cio o el acierto milagroso. Porque es cierto que algunas "barbarida–
des'' son sólo aparentes y si provocan la risa no hiere la burla al
burlado sino al burlador, ya que es frecuente que éste se ría de su
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Naturalmente, aliado de estas "curiosidades''' más o menos cien–
tí:ficas, ·entre las que podríamos incluir el ''té de suela'' para las
hemorragias por el tanino del curtido que la impregna, hay otras
que no tienen, al parecer, ningún sentido, y que en la medicina
popular son como la paja o material de relleno de una encomienda,
donde se envuelve una fina porcelana o cualquier noble y delicado
objeto.
Tal, por ejemplo, el remedio usarlo en el campo contra las reten–
ciones
y
que consiste ''en hacer oler al enfermo la camisa de algún
Juan" que puede traducirse "cualquiera ca;misa ", por la fre·cuencia
de ese nombre, o, también, para la misma enfermedad el ''té de tres
hormigas huajalas ", en la que interviene como indicación precisa,
no solamente el número tres, que tiene un significado mágico en ]a
teoría de los numerales sagrados, sino por la clase de hormigas a