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El séptimo hijo de un séptimo hijo, dice la superstición en Es–
cocia, nace con poderes extraordinarios para predecir el porvenir.
Ahora, entrando al terreno de la medicina, la literatura es abun–
dante al respecto, pues, no sólo las enfermedades con su periodicidad
y
fases críticas parecen dar verosimilitud a la doctrina de los nú–
meros, sino que la terapéutica popular la tiene en cuenta, como en
Suiza, que para las intermitentes recetan
"to~ar
siete días, por la
mañana en ayunas, siete hojas de salvia''.
Nuestra medicina popular no permanece ausente de esta influen–
cia. En efecto, para el .aborto prescríbense ''tres plumas de suri
quemadas" cuyo polvo se da a beber. Hay, para las diarreas, una
curiosa fórmula que consiste en "hacer hervir anís tostado con man–
zanilla
~n
tres dedos de agua y dar a beber esta infusión por la
mañana en
ayu~as
mientras se mira el· sol".
Para la retención de orinas se .aconseja ''majar tres hormigas
huajalas" que se beben en Ínfusión.
.
En la cura del desortijamiento 'interviene también el número tres.
En efec o 1
ó
nl
~rescribe:
''atar tres trenzas en la pata sana
del a imal, mientras se ti a
de
la rej
y
pisa los vasos''.
C mo e
te paree
sólo se encuen-
renzas que se ata,
atar, tirar
y
pisar.
ull.l.tu..
iJu~
por el campo de la
i
' €..
el tratamiento del
dolor
a
i
o
los procedimientos
usado con este
fin
cons·ste en contar desde la muela enferma hasta
el número treinta (3 x
10)
y volviendo desde este número hasta
cero. Al llegar a la nada, expresada por este signo:, el dolor desapa–
rece. Para ·el mismo mal suele pra.cticarse ef ensalmo que consiste en
la recitación de una fórmula especial. Este ensalmo, con su recitado,
se acompaña de las palabras sacramentales: "amén Jesús" que se
repiten seis veces (3 x 2).
Generalmente, la doctrina de los números intervienen en las re–
cetas de carácter mágico. Para la embichadura ' ' kacen tres cruces
con un gajo de ashpaquishca sobre la mata del animal, colgando lue–
go dicha rama del pescuezo del mismo hasta que se seque" porque la
gente cree que la herida se cura en dicho término. Para el mismo mal
acostumbran practicar · en la cola ·de los animales enfermos ''tres
· polleras'' de depilación:
En una de las tantas recetas para curar el flujo blanco intervie–
nen conjuntamente la malya, el quentitaco y el cachiyuyo,
tre~
plan-