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das las noches hasta conseguir la salida del cabello. Por lo general,

dicen que bastan seis aplicaciones. El procedimiento es

interesan~e,

pues, que con dicho emplasto se irrita la piel atrofiada o enferma,,

del mismo modo que con la tintura de cantárida, el ácido fénico o la

esencia de Wintergreen.

Aparte del mal que hemos comentado, suele caerse el cabello por

otras

causa~.

En estos casos la gente usa ''el agua de hojas de sauce

llorón (Sali:x: (

?) '',

que no sólo detiene la caída del pelo sino que lo

vigoriza y alarga como las crenchas del propio árbol con que se cura.

Pero para dar vigor al cabello nada más interesante que la receta que

prescribe "refregarse el pelo con grasa de ampalagua (Eunectes mu–

rinus) ". Este remedio es "tan bueno" que comunica al cabello la

fuerza de la" ampalagua ", al decir de las gentes, pero tiene el grave

inconveniente de que, con ''los cambios de tiempo'', se mueven como

"víboras"

y

"no se pueden sujetar".

El color amar

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ro es el ' ' cardosanto (Argemone mexicana) ' ' el que se lleva los

lauros de la preferencia popular. Dicho simple se prepara en forma

de cocimiento y se bebe a todo pasto.

LA TISIS

La tuberculosis y demás enfermedades consuntivas reciben el

nombre de "tisis". El pueblo hace mal pronóstico de estos casos

y se muestra inerme para curarlos. En algunas partes, por la vecin–

dad de Villa Matará, Reducción y Guaype, todavía usan un curioso

remedio organoterápico que consiste en dar a beber al enfermo:

''bofe o sonko blanco'', que es como llaman al ''pulmón de los

animales". Lo curioso del asunto es que también los indios tehuel–

ches y araucanos conocían este remedio, pues, en análogas enferme–

dades prescribían, según Pardal, ''los pulmones de cóndor''.