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raro observar, en algunas familias,
a.
padres e hijos, éstos de corta
edad aún, fumando en alegre camaradería.
¿Cuál es el fundamento de esta curiosa terapéutica
1'
¿Es la idea
de que
el
tabaco fortifica los músculos de la lengua, o el hecho de
que el niño, al adoptar las costumbres del hombre, adquiere con ellas
su fuerza y desarrollo
1
Prescríbese también en estos casos la receta siguiente: ''tomar
durante nueve días agúa amanecida en un cencerro''. Aparte de la
magia implícita en el número nueve de la indicación, número múl–
tiplo de tres, y éste ya conocido como sagrado o mágico en la medi–
cina popular, interviene en esta receta la acción ·simbólica del cen–
cerro que habla con su tintineo constante, y que, para la mentalidad
popular, puede comunicar sus virtudes al contenido, en este caso el
agua de la curación.
En algunas regiones de la provincia se emplea para curar al
"tartancho", como se le dice al tartamudo, el cocimiento del "car–
dosanto (Argemone mexicana) " ; de la
t'
ruda (Ruta chalepensis) "
molida puesta sob:u la lengua o si n ''el elo de un hombre'' en la
misma forma. Es a ú ima práctica
•
e las
ya analizadas.
¿Qué ·es el "t jt·
l
en la cara dorsal lle as manos y que puede a ve es pro i erar gran–
demente dando lugar a siembr generalizadas. La verruga de la
cara palmar, aún siendo de la misma naturaleza anatomopatológica,
recibe el nombre de ''cadillo'', ya que suele ser la espina de dicha
planta, la que origina este tumor al enclavarse en la piel.
En Arequipa, Perú, esta verruga se llama "tictes" y nos infor–
ma de ello el DR. JuAN M. CuADROS, en su preciosa obra sobre el
Fol-
klore botáwico medicinal
areq~tipeño.
·
Para curarse del "tejti" la gente emplea la cauterización con
''leche de l).iguera'' o si no ''la friega con la carne de vaca recién
carniada ", teniendo cuidado, eso sí, de enterrar luego dicha carne
y ''volver del sitio sin darse vuelta''. Esta última parte de la receta
tiene su fundamento en la creencia de que el hombre, para que se
produzca el misterioso proceso de la curación mágica, no debe ni pue–
de asistir a la extraordinaria intervención de los espíritus.
Pero lo más común es la práctica que consiste en "tirar tres mai-