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se da a beber a la enferma''. Se prefieren que el acero
y
la ' ' chiro–
la" sean viejos servidores en el oficio.
Aquí intervienen diversos factores mágicos. Uno, el color del
hilo, pues, el rojo es nefasto para los malos espíritus según la vieja
concepción de algunas tribus salvajes. El "numeral mágico" está
representado por el número "tres'' (tres medidas que se toman a
, la enferma) e intervienen, además, los metales y una magia analó–
gica representada por la similitud de la "corona" de la enferma Y.
la ''corona'' del horno, que si no tiene valor terapéutico en sí, actúa,
por lo menos, simbólicamente.
LA SORDERA
Para curar la "sordera" o, mejor, "pa hacer oyer a un upa" (1)
lo mejor es ponerle en el oído "cera de .la oreja de una mula negra'',
acaso porque es el animal de agudeza auditiva más desarrollada.
Quizás por eso misme> se aconseja también "poner en la oreja del
upa un oco de lana de gu naco''
Apar e
estas dos recet
externo.
El acne se aceo o JUVenil, las pequeñas pústulas de la cara,
y
toda manifestación inflamatoria de las glándulas sebáceas o de los
folículos pilosós, reciben el nombre genérico popular de ' ' suc'hi' '.
La curación, por medio del arsenal terapéutico casero, nunca
copioso, en estos casos, es anodina e incierta.
Y
no tiende tampoco a
su perfección porque el pueblo descuida todo aquello que es superfluo
y
desprecia las enfermedades que no ponen en peligro la vida del pa–
ciente o que no producen dolor. Este síntoma es quizás el único que
interesa a la medicina popular, por aquello de su sensibilidad por
los que sufren y esa inagotable
y
piadosa conmiseración, que es el
fundamento mismo de su terapéutica.
El ' ' suchi'' deja indiferente al pueblo. Receta por compromiso
alguna pomada de "azufre con huevo" o algún lavaje con "agua
de verbena", y se encoge de hombros seguidamente.
(1.)
Probablemente de la palabra quic.hua "upallay": callar.