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El concepto de que la epístaxis es "sangre mala de la cabeza",

evita que se tomen medidas al principio de la hemorragia. Esa san.

gre se deja fluir para despejar el cerebro de las congestiones y sólo

cuando ha manado abundantemente se trata de cohibirla. En esto,

nuestras gentes, como el pueblo inglés que, según Buchanan, tiene

el mismo concepto de las -epístaxis, no andan muy descaminadas.

En

realidad, una hemorragia nasal puede ser la salvación de un pletó–

rico, haciendo las veces de una sangría espontánea que descongestio–

na el cerebro

y

le libra de los ''vapores'' de la sangre. Pero ya He..

gando a la terapéutica, el pueblo nos muestra a lo vivo su ingenua

superstición.

En efecto, ¿qué hace para detener la ''sangre de· la

nariz''~

De primera intención, aconseja: ''levantar el brazo izquierdo''

hasta que la sangre cesa de flu{r. Si con ello no obstante continuara

la hemorragia, recomienda : ''poner sobre la nuca una llave de

fierro", aunque no sabemos si para cerrar las fuentes de la vida, o,

al menos, como minisc.encia simbólica de esta intención, o si sólo

con el objeto e. producir un con a to

i:rr'

o ue e cite la vaso cons-

tricción perifé ica.

qu

no de..

bemos dejar d

· de lesa

superstición.

De esta mis a p

ja ''poner

un melgarejo

1 )

roja".

Si

aún continuas

,

corona un

poco de barro o teniendo leva ado el braz contrario de la nariz

que sangre" o si no "tacucharse la nariz con barro". ·¿El tapona–

miento que aquí se recomienda no será

eficaz ~

Otros remedios más se usan, en estos casos, con resultados prác..

ticos

y

excelentes, como el que consiste en ''ponerse en la nariz un&

bolita de perejil" o "el polvo de la pluma del suri (Rhea america–

na) quemada". Este medio hemostático es superior, seguramente,

al

que aconseja inhalar las emanaciones que desprende ' ' el barro po.

drido con vinagre", receta ésta que goza todavía de gran favor entre

la gente.

Por último, usan también los sorbete-s por la nariz de "agua de

quiscaloro (Opuntia kiscaloro) ' ', remedio que tiene un antecedente

en la medicina popular arequipeña, donde, para estos casos, emplean

el cocimiento del "airampo" (Opuntia henkeana), por su contenido

en mucílago

y

otros principios químicos (

2

).

(1)

Moneda boliviana de plat a equivalente a seis reales.

(2) JuAN

M.

CuADRJOS:

Fo-lklore botánioo medicinal arequip·eño.