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(

zoña' ', el cual consiste en ' 'enterrar la pierna mordida en un hoyo

que se cava a propósito, teniendo cuidado de apisonar bien después

de enterrada". Como existe la creencia de que la ponzoña sube

y

mata llegando al corazón, la receta que hemos visto se justifica am–

pliamente, pues, la tierra "apisonada" obra como compresivo impi–

diendo la circulación de la sangre y de la ponzoña: así, por lo

meno~

lo c¡:_een.

Usan también con el mismo objeto: "liarse la pierna con guía

de doca

(Morrenia adorata)" o "cáscara de tusca (Aromo)" o

"pluma de suri (Rhea americana)" o, simplemente, "una pulsera

de crin de caballo'' o ''un hilo de lana colorado'' ; mientras que

para prevenir la mordedura llevan en la garganta del pie a modo

de amuleto "una pulsera (o, mejor ajorca) de yuchán" o sea de

cáscara de "palo borracho (Chorisia insignis) . Antes de terminar,

permítase citar dos emplastos más que están a la orden del día.

U

no de ellos consiste en "untar" sangre de "pollo macho'' (quizás

porque el pollo mata a la víbora), dando de comer cuajada de

leche de cabra"

el otro gue usa el "emplasto de cuajada" dando

de com

"grasa de iguan

Po ·

teguixin) ".

Pero el ' anto r

edio'

O-

a" es el sapo,

que

se

pli

1

odl

icho batracio

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'Uifid' o

udiar las "pica-

,

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.

u e a es os 1nsectos

s

ras se les llama

«besos'

iendo

' ~=~~~:.......=~

maligno, pues, producen herpes,

ardores, flictenas, edemas.

Curan las "picaduras de araña" en mil modos distintos, con

acopio verdaderamente insólito de remedios

y

procedimientos, todos

de excelentes resultados para la salud. Recuérdese nuestra teoría de

que a mayor abundancia de remedios en la medicina popular, ma–

yor benignidad del mal. Y prosigamos.

Inmediatamente después

d~

la ''picadura'' se acostumbra ' ' pa–

sarse la cuchara rescoldeada'' es decir, una cuchara que ha sido

calentada en las brasas o en la ceniza caliente del rescoldo. Si no

hiciera efecto esta simple medicación se acude a los emplastos. Los

hay de "semillas de sandía y hojas de mistol mutquiadas" o de

''hojas de tabaco mascado'' o de ''cera de oído y ceniza''.

Otras veces, sirve como emplasto la aplicación de "hojas de

palán (Nicotiana glauca) con aceite'' o de ''tierra seca con grasa

de iguana. No faltan tampoco los que recomiendan para este mal