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compacta, produce una brasa de buena calidad para las cauteri–

zaciones. Esta forma de curar es, por lo demás, muy antigua. La

usaron en casi todos los pueblos primitivos para extirpar males

crónicos

y

para las picaduras los indios de América.

Algunos aplican después de cauterizar la herida ''un emplasto

de hojas de loconti (Clematis hilarii) " cuyas propiedades cáusti–

cas y vesicantes ·se deben a la acción de un aceite volátil: clematis

vitalba

(1).

Contiene, además, clematina, que es un principio tó–

xico débilmente alcalino

(JuAN

A. DoMÍNGUEz,

ob. cit.).

Las cataplasmas de "hojas de malob-tako o algarrobo del diablo

(Cassia tomentosa) ' ' son asimismo muy empleadas, así como las

aplicaciones sobre Ia herida de "hojas de palán-palán (Nicotiana

glauca)" (

2 ).

El "tabaco" bajo la forma de "emplasto de hojas verdes calen–

tadas hasta la trasudación", es de uso corriente entre los indios

tupís-guaranís (RAMÓN PARDAL,

ob. cit.).

Pues bien, entre nosotros

también goza de larga fama, aunque las aplicaciones deben hacerse

con ho · s

,

·o (Nicotiana tabaco).

Da mu buenos result d

a e quimil (Opun-

tia fic s

a , · a se la ''rescol-

ufi

fr' a• s

a

ca sobre la ''pica-

n . dJ. ,

y¿

ando se ha amorti-

one sob e e a "grasa

iguana (Podinema

-----...::"..... e f e ione e

de la misma "pen-

a o pajcha a '.

edica-ción

y

empleada es 1a qu.e usa los emplastos de

''cera-trigo'' o sea de excrementos humanos. Esta terapéutica na

u~

seabunda era empleada, no sólo por los indios sino también por los

españoles. Otras veces, dicho excremento no se aplicaba como em–

plasto sino que se bebía con agua y en esta forma era empleado en

los casos graves. úsase también para poner en la "herida" el "mis–

tol mutquiado (Zyzyphus mistol) ", cuyas hojas molidas debían

mezclars~

previamente con sal. Del mismo modo, la· ''hoja del be–

juco pisada (Ipomea acuminata)" en emplasto

y

el cocimiento de

(1) ORESTES

Dr

LUL'LIO:

.Acción cáustica sob?"!e la piel de las hojas del "Zo–

l'onti"

(Clematis Hilarii) (1930) Vol. VI de la Sociedad Argentina de Pato–

logía Regional del

N

orte.

(2)

"Otra yerba hay en las costas del Chaco, que bañan los ríos Paraná

y

Paraguay, llamada de los españoles yerba de la víbora, porque comidas sus

hojas verdes luego que pica y mascadas otras y aplicadas a la mordedura,

queda sin lesión

y

sin accidentes el herido" (P. PEDRO

LOZANIO:

Descripción

corográfica del Gran Chaco Guala.mba,

pág. 41).