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cieran los remedios empleados contra la ponzoña por los naturales,

mejor que otros para otra suerte de mal, habiéndonos trasmitido

ese conocimiento, con nutrida documen_tación, en interesantes pá–

ginas históricas. Resabios de esas prácticas se encuentran todavía

en nuestra medicina popular.

En efecto, se preconiza, actualmente, como beneficiosa para cu–

rar la "picadura de víbora" el procedimiento que consiste eh

"poner bajo el agua corriente de una acequia la parte mordida",

Fray Reginaldo de Lizárraga, que anduvo por estas partes a fines

del siglo XVI, cuenta la forma cómo llegó a descubrir el remedio

para la ''picadura de víbora'' : ''Pasó así -dice- que andando

a caza de perdices un soldado gentil-hombre, arcabuz, llamado Pe–

dro Ruiz de Ahumada, a un perro suyo picóle una víbor a en el

hocico ; hinchósele la cabeza como una bota; viniéndose ya tarde

para su casa, que era en el campo, el perro veníase así trás de su

amo; pero en viendo un arroyo de agua que cerca de la casa co–

rría, fuése a toda furia para el agua ; el amo, pensando que la rabia

de la muerte lo eva a, parose; ·ole poner la cabeza en el agua;

dejóle el amo p r uerto pero ya q

• ' •

perro

sano

y

bueno

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lo dijo; esto en la

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nuestro que re ·día en

(iios cinco

leguas de la ci da ,

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la experiencia n

de agua, al otr ejóle afuera; e que fue a

de media hora que en e

a;

e

t

saltó al pret il, sacudióse comenzó

a retozar con otros perros; el que no fué lanzado., dentro de pocas

.horas murió. De suerte que en picando la víbora habemos de buscar

el agua, si es corriente mejor, si embalsada no es inconveniente,

y

po'ner el pie o la mano en el agua de suerte que no sobrepuje un

jeme el agua a la picadura,

y

dejarle estar allí espacio de una hora,

y

no es necesario más cura".

Es también sumamente empleado el procedimiento que consiste

en ''quemar la picadura con una br asa de palo de itín (Prosopis

Cuntzei o Prosopis bar ba tígridis) ' '

(1).

La preferencia por la

brasa de palo de itín nos la da el hecho de que su madera, fuerte

y

(1)

''Se hace ingerir al paciente l a vejiga d·e la hiel de la serpiente que

la ha mordido, aplicando al mismo tiempo una ligadura en el miembro afec–

tado, más arriba de la mordedura,

y

un carbón ardiendo sobre ella, hasta cau–

terizarla por completo''

(F.

w~

DE GRAFF:

Cazadores de Cabezas del Ama.–

zonas,

pág. III).

1

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