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por sus principios químicos, es de una
i~portancia
enorme por su
pureza y esterilidad. Sobre todo, si se la preconiza como es de rigor,
' 'orina de chico '', en donde
es
difícil que ella esté contaminada.
Bien, pues,
&
qué otra agua puede utilizarse en el campo, donde la
que se bebe es barrosa e impura, y falta muchas veces el medio que
la purifique, o es imperioso lavar una herida con cualquier cosa
que no sea agua
sucia~
Hay que convenir que, en la mayor parte
de los casos, la ''orina de chico'' es una verdadera conquista. de la
medicina popular.
En lo que no estamos de acuerdo es en el uso desmedido de la
"tela de araña" para la curación de las "lastimaduras". Es cier–
to, que las probabilidades de infección tetánica y otras están, feliz–
mente, atenuadas en nuestra campaña, donde el sol purifica hasta
las más .' ocultas miasmas de la tierra, pero no deja de tener su
peligro, si se usa la "tela" de las habitaciones, en vez de buscarla
en las plantas, como lo aconseja la sabia medicina casera. Es decir,
que la "llica", como también
se
la llama en quichua (de llica:
red), debe estar
e o a ·
,
no sol, para poder ser empleada
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Los romanos
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en el
Satiricón,
cap.
XCVIII, dice: ' ' Gitón entonces, como diestro en lagotería, empezó
por curar con ''telarañas'' empapadas en aceite la herida recibida
por Eumolpo en la cabeza".
Quizá.~
con un espíritu de imitación, muy frecuente en nuestra
medicina, se preconiza para la "lastimadura" la aplicación de la
''tela de güevo' ', esa pequeña cutícula que lleva la cáscara del
huevo por dentro
y
que no sería más que la membrana de envoltu–
ra de la ''clara'' del mismo.
Entre los remedios de uso interno, recomiéndase para las heri–
das que "manan mucha sangre" el "té de cuero de silla'', como
excelente para col;übir las hemorragias, probablemente a causa de
que dicho cuero, por estar sometido a los procedimientos industria–
les de la tenería, se halla impregnado de una fuerte proporción de
tanino que, como es sabido, tiene propiedades astringentes y he–
mostáticas.