Previous Page  763 / 816 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 763 / 816 Next Page
Page Background

[427-430]

que, habiendo muerto un murmurador antes de poder hacer

confesión de sus pecados, [427] se apareció, después de

su muerte, a un conocido suyo en aspeoto homble en cuanto

a todo su cuerpo, pero en especiail en su lengua, que llevaba

como fuego fuera de la .boca, llegando aun a airrastrarle por

el suelo. El, entretanto, llamando a grandes gritos a [a muer-–

te, la iba masticando en pedacitos con sus propios dientes,

sin que por esto la lengua dejara de estar oonstantemente en–

tera, [428] por más que, en medio de sufrimientos horrn–

rosos, la mordía desesperadaJmente una y otra vez. Pregun–

tóle. entonces el compañero la razón de atOT!Illentarse des–

piadadamente de aquella manera, a lo que respondió: "Por–

que durante todo

el

tiempo que duró mi vida no hice otra

cosa sino roer y masticar vidas ajenas, por eso esrtoy conde–

nado a sufrir este tormento, que he de repetir incesantemen–

te

por toda una eternidad en los infiernos." Y dicho esto

desapareció. [429]

. 9. DEL NOVENO MANDAMIENTO

D.-¿Qué se contiene en el nono mandamiento?

M.-"No desearás la mujer de tu prójimo." Aunque ya en

el sextó mandamiento nos dió el precepto de "no fornicar",

quiere, con todo, Dios Padre insistir especia:lmente en

fa

pro–

hibición del deseo concupiscente hacia la mujer de nuestros

prójimos, pa:ra darnos a entender que puede darse un doble

pecado. [430]

D.-Pero cuando se nos manda no desear la mujer de

nuestro prójimo, esta prescripción pairece que solamente se

refiere al varón

y

no a la mujer, en el sentido de prohibirla

el deseo del marido de otra mujer. ¿No es así?

739