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to Nuestro Señor no ha de venir a juzgarnos desde un bosque
ni desde cualquier otro lugar, sino con toda la majestad de
su gloria,
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y así, viniendo en esta forma, nadie du–
dará de si es él o no, de la misma forma que nadiie duda
cuando el sol sale refulgente por Levante de si es él o no.
D.-¿; Y por qué decimos que ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos, cuando acabamos de decir que todos
han de resucitar el último día?
M.-Se entiende por vivos los que viven bien y están en
gracia: de Dios, y muertos los que han muerto ·en pecado. Se
ha de entender por vivos y muertos la resurrección nuestra
juntamente con ·la carne y el cuerpo.
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Pues en ese día,
aunque muchos ya habrán muert<0, quedarán, no obstante,, al- .
gunos vivos, entrie elles algunos jóvenes y niños, los cua'les
morirán todos a:l mismo tiempo para luego resucitar y rendir
cuentas.
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D.---;-Muchas veces he pensado que los que hayan
muerto en pecado mortal han de ir al infierno, mientras que
los que no hayan muerto de esta forma habrán de ir al Pur–
gatorio o al cielo. ¿Cómo, pues, serán todos juzgados juntos,
si la sentencia de ellos
e~tá
ya pronunciada?
M.-Cuando cada uno muere, su sentencia se pronuncia
al abandonar eil alma a su cuerpo. Pero el día del juicio final ,
todos juntos serán juzgados a la vista de todos. Y esto .por
~uchas
razones. Primero, [132] para gloria de Dios. Pues
hay
~uchos
que, al ver a 1los
ri<}OS
en su opulencia y a los
pobres afligidos de penalidades, llegan a creer que Dios no
administra bien la naturaleza de las cosas. Y es precisamen–
te al fin del mundo cuando ha de verse cláramiente la justi–
cia y el gobierno de Dios. Pues a los malos ha deparado en
este mundo algo de felicidad para de algún modo r ecompen–
sarlos por sus buenas •acciones, porque . después ha de con-
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