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SUCASUCA
MALLCU
con la cabeza llena de ciencia infusa
y
el alma ro–
deada de
tinieb~as
en vida de su cuerpo.
. Es por eso mismo que al afirmar la
~erarquía
de Tupakj Katari , como político
y
agitador revo–
lucionario;
y
conocido su cuasi analfabetismo, no
nos retractamos de lo afirmado. ¿Por qué? Por–
que creemos que única y exclusivamente por me–
dio del intelecto, cuyo órgano es el cerebro, no se
obtiene conocimiento del Cosmos, aunque
~icho
intelecto sea abastecido de referencias, en forma
bien pedar;ógica, y si la sensibilidad no fuere an–
tes refinada. El hombre nace, en el seno de cual–
quiera raza, con Espíri tu, fuerza superior que
constituye la individbalidad hun'lana, eterna
y
li–
bre, y el ente espjritual de un Katari o de un Ens–
tein, llega directamente a la esencia de los fenó–
menos sociales humanos; sin Universidad, si se
fuerza el caso mucho,
y
sin intelecfualismo empí–
rico -4JUe es la autodidaxi a,- ve claro
y
puede
servirle de luz a Jos demás hombres.
'
De esto a propugnar el analfabetismo hay un
paso muy corto, argüiráse.
Y
es lo evidente. Por
es to mismo machaquemos algo más, de m9do que
se nos entienda si'n atribuírseno · lo qu'e no idea–
mos, pebsamos ni queremos.
· , Los individuo" e¡ue llegan a la reYela c.ión di–
recta sin esfuerzos sistemáticos ni escolasticismos
i nv~J
tados en cada caso. dado el estado próximo
anterior al de hoy, y el actual mismo, de la hu–
m nielad, constituyen la máxima excepción,
y
se
diría que aparecen en el seno de l as · sociedades
según és tas los precisen, o ·sea cuando las comu–
nidades
s~enten
crujir e inclinarse el edificio so–
cial.