ZACARIAS
MONJE ORTIZ
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remata a la cual y encuentra la calle Catacora
y
con ella muere en el riachu'elo del Calvario, plaza
de Caja del Agua.
Quiere decir que La Paz en
1.781,
no tenía aún
las barriadas del Campo. de Marte, del malecón de
Challapampa, la zona fabril próxima a Achachi–
cala, la zona norte de la calle antigua de los Moli–
nos (Avenida Panda), la zona de la Estación cen–
tral de FF. CC. o sea Munasiñpata; la barriada de
la subida al Cementerio, con eje sobre la calle Tu–
musla de la actualidad; no contaba aún con la zo–
na urbanizada de Villa Victoria ni con la de re–
ciente trazo, Callampaya, detrás del Cementerio.
Chocata estaba a medias y el gran barrio de Chi–
jini no_existía. La Nueva Paz, en semicírculo sobre
San Pedro, ta11¡1poco; del mismo modo, no había
idea ·de la zona
del
Pradó, Barrio Militar, girón al–
to y bajo de la Avenida Arce, Sopocachi Allo ni
Bajo, ni muchísimo menos de la pampa m·baniza–
da y edificada más allá del Montículo de Sopoca–
chi, hacia el Parque Forestal; menos aun las regio–
nes de Miraflores v Caiconi.
Eú
1.781,
La Paz, medía de norte a sud una ex–
tensión de mil metros. Hoy, junio de
1.941,
desde
el borde de Yilla Victoria hasta la casa de San Jor–
ge, hay seis kilómetros .en línea recta. Esa ciudad,
pues, ha sextuplicado sus ptoporciones, y es más
de seis veces sobrepoblada que en dicho año de
sitio que examinamos, tiempo en que los-
únicos
puentes que existían en La Paz eran los ·de la pla–
zuela Pérez Velasco, el de la antigua Intendencia
de Guerra
y
el de San Francisco, éste último, da
coraje decirlo, fabricado con bloques de granito
extraidos de la pirámide de J ackapana, por orden
del clero respectivo. InJuria que nunca será bien