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SUCA.SUCA
~CU
con vigor
s~
sello sobre la trama de los sucesos
públicos
y
pri-yados;
'SUS
ideas, emociones
y
hechos
trasunta,n alternativamente (en forma que a los
observadores desprevenidos desconcierta, acoqui-·
na );
en~erm~t.
muchas veces) la fanfarronería
y
al.úfacia del íbero, CQn su inherente fervor cristia–
np y su tendencia al juego de azar, la cerveza y el
aguardiente, más una dósis de la pasividad del au–
tóctono; su dejar hacer
y
dejar pasar es
heren~ia'
d~
la
vi~ja
América, la cual sucesión implica
vi~tuales deseos de venganza contra el blanco, aun–
que no sea víctima, o hubiese sido alguna vez, del
abuso de aquel. El caciquismo español, ese siste–
ma de cdtica de las sociedades resultantes del es–
tablecimiento de europeos en tierras americanas
y
del cruce
consi~uiente
de razas, gusta del repu–
dio . de la clase mestiza boliviana; muchas veces
abomina d
ella,
y
aún implica minorías que ha–
<~en
andalucismo,
con miras a intentar el predo–
minio de .ésta o aquella región de Bolivia, a título
de haber conseguido no mezclar la sangre mozá–
r abe,
(1)
que - con perdón de los lectores cultos–
no es producto de los más puros ni estimados entre
los mismos españoles, ni qué decir del concepto
que de ella tienen los otros europeos que, por in–
sen sate~
y
cmeldad, han vuelto, con
el misnw
egoísmo racial que los judíos poseídos de! purita-
-
nismo de la sangre, a enarbolar la enseña de la
superioridad de raza, que necramos en nombre de
Ta Divinidad de donde
prove1~imos
todos los hom-
OJ
Ze~ardita
o marahna, con más exactitud. o sea la aubra–
.aa
iberoc:rábiqojud{a.- N. del A.
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