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. SUCASUCA
MALLCU
gue que deben ser muy raros los procesos a la per–
fección ·acabados
y
en virtu'd de los que las gene–
¡•aciones ·del día puedan .hacerse idea, aproximada–
mente cabal y ·ecuánime, de un•hecho del pretérito,
Los' trescientos
y
tantos años que durÓ· el..pre–
dominio de España en parte de
A~éri<(a,
no son
por cierto de aquellas épocas de difícil conceptua–
miento, porque presentan contadas cuestiones pre–
vias, de alguna
importancia, . sin cuya dilucida–
ción no fueran formales
las valoraciones
éticas
que se les otorgue. · ·
El fallo desfavorable •a l
faclum
colonizador,
y aun al de la conquista esJ>añola, no proviene del
r esen tin?iento colectivo que los patricios america–
nos, por documentos o por tradición, hayan tras–
mitido a sus descendientes hasta la fecha. Los la-.
pidadóres del gobi erp.o •español en los virreynatos,
aud iencias, etc., del ContiNente, coetáneos o poste–
riores a dicho régimen, no surgieron sólo del b,an–
do que ansiaba o consiguió la independencia total;
los hay del partido de los mismos españoles
y
en
buen número, pe.t;o de los que fueron testigos pre–
senciale del desarrollo de la política colonizado–
ra o escrib ieron a base de noticias que obtuvieren
en los mismos dias que las direGtivas de Madrid
eran mal o pésimamente aplicadas, no en el gobier–
no, en el aniquilamiento de todas las regiones so–
metidas a dicha Corte y' villa. Los españoles mo–
darnos, que se ocupan del asunto al siglo del de–
rrumbe de su enorme edificio colonial,. si bien no
asan más de altanería al aludirnos, caen ·en abuso
ae
elogio a la obra de sus antecesores ·en la colo–
nización de las excolonias. Ni qué decir de los pe–
riodistas y otra clase d-e portavoces del españolis–
mo de nues tros días, quienes, en el exceso de hi-