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18

SUCASUCA

MALLCU

En tal zona ' del Altiplano de Bolivia, solamen–

te los nativos, descendientes ciento por ciento de

españoles u otros europeos,

y

los mestizos de abo–

rigen

y

europeo, como en las demás regiones del

mismo territorio;

queren'lo~

decir que solamente

criollos

y

mestizos sufren

la influencia del am–

biente y se presentan como personas de talla ba–

ja, de cuello cor to y esqueleto provisto de muscu–

latura adipósicamente

bien empaquetada. Mas,

con los aimaráes no mezclados el caso es otro.

Los sucasucas constituyen una rama aimará

· de gentes longuilíneas. En su oportunidad, fué pa–

ra nosotros un moti'vo de extrañeza ver a esas

personas de estatura que no es, común sirio entre

los

in~ígena,s

bolivianos de los valles y llanos cá–

lidos.

Por lo general, son gente de p0rte y héchuras

cuasi impon e11tes. Estas características hallan ma–

yores expresiones en las nmjere sucasucas. Agra–

da mirarlas, en especial cuando caminan porque

sus andares son reflejo de dignidad subjetiva que

es subray:¡1da por su porte alto y su ojos grandes

muy poco o Dada almendrados. Así, como una de

esas h ilanderas caminantes de Patacamaya o Ca–

lamarca, ha debido ser la madre de don Juli án,

y

como esos varones alto tes

y

narigudos- su padre,

porque en cuanto a esto último, Apasa es apellido

hoy mismo llevado en inuchas d.e las parcialida–

des aimaráes; salvo el hecho de que J ulián, le–

galmente, sólo hubi ese tenido madre

y

que ésta

· hubiese sido una Apasa. Sugerii1lOS, como se com–

prende, la posibilidad de que nuestro personaje

hubiese sido f ruto del cruce de español con mujer

,

sucasuca, que no es improbab\e dado el hecho de ,

haber podido don

~ulián

leer el cas tellano, de lo