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SUCASUCA MALLCU
estancia en feria, dentro de la jurisdicción del
curato; en las celebraciones extraordinarias del
culto en Ayoayo o Sicasica misma; en mil oportu–
nidades más, que por antipatía a lo descarnado se
obvia, Julián Apasa iba de grado en grado hacia
arriba hasta el momento ,en que se creyó doctor en
mundología colonial, y que, a base de ello, podía
estarse al atisbo de la primera oportunidad para
dar el salto que lo situara en el puesto de adalid,
que su raza sumida en desdicha veía por cerca de
trescientos años en vacancia.
· El actuar suyo en el misterio de ·la misa, en
fortna diaria y por años, es conjeturable que habrá
influido profundamente para que se acentúen sus
congénitas o heredadas adhesiones a ,lo místico.
Quü~nes
han ido más allá de las exterioridades de
la liturgia, sea por e.\}terarse del grado \de influen-
, cia que por ... ella se obtiene sobre el alma de las
multitudes o por lo que
fue~e.
deducirán el grado
de esa suerte de iluminación que alcanzó Apasa,
.como para resolverse a todo y a cualquier precio
·dentro del propósito de alcanzar la libertad ameri-
t
cana.
El precursor de los Libertadores militares,
,asistía a los consejos domésticos de sus parientes
o de sus amigos ·personales, y allí obtenía otras
informaciones traducidas para. sus oídos en el ver–
bo de su nacional estirpe. El divagar de los comen–
tarios entre arrieros, mitayos
y
pastores en las po–
sadas o tambos, o en los caminos, gustábale mu–
cho
más, por hacerse en su idioma nativo. Fabla
de inmemorial elaboración, es la lengua aimara un
modo de expresarse los hombres muy filosofado.
Representa con matemática llaneza. lógica lo que
el cet·ebro humano idea. Es
adu~to
y
claro con la
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